三十

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— ¿Cómo es posible que ya tenga una pareja? — el odio en las palabras de la reina eran palpables, al igual que el temor en la doncella Sujin

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— ¿Cómo es posible que ya tenga una pareja? — el odio en las palabras de la reina eran palpables, al igual que el temor en la doncella Sujin.

— Eso es lo que logré escuchar entre la servidumbre. Algunas dicen que el príncipe asegura que ya tiene a alguien en mente para casarse, mientras que otras dicen que se trata de un doncel, uno totalmente desconocido para el reino.

— Odio cuando la servidumbre habla de sus patrones. — susurró la mujer, para luego suspirar. — Necesito más información, Sujin, no solo quiero saber la identidad del doncel al que está cortejando el príncipe, también quiero asegurarme de que no sea una piedra en el camino.

La doncella asintió y haciendo una reverencia salió de la habitación de su reina.

Así como la relación del príncipe y el doncel se fortalecía con el pasar de los días, la ira de la reina también lo hacía. La mujer quería asegurarse de que nadie usurpara su trono y si tenía que deshacerse de algunas personas, incluyendo su hijo, lo haría sin remordimiento alguno.

 La mujer quería asegurarse de que nadie usurpara su trono y si tenía que deshacerse de algunas personas, incluyendo su hijo, lo haría sin remordimiento alguno

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— Ayer hablé con mi padre. — susurró, sin estar seguro de decírselo.

Jimin dejó de recoger flores y se acercó a Taehyung, quien se veía muy preocupado, a pesar de encontrarse en su santuario.

— ¿Ocurrió algo malo? — Jimin trató de transmitirle algo de confianza al tomar su mano y sonreírle, pues sabía que Taehyung era un príncipe y que el simple título conllevaba una serie de funciones, que para su edad, eran muy pesadas.

— En realidad es algo muy bueno. — trató de relajarse, a pesar de que no supiera por dónde empezar o cómo decirle a Jimin que iba a presentarlo a sus padres como su pareja y futuro esposo.

— ¿Entonces por qué pareces tan acongojado? Jamás te había visto de esta manera, ni siquiera cuando confesaste lo que sentías por mí.

Taehyung sonrió, recordando aquel día y finalmente sujetó la mano de Jimin, mirándolo directamente a aquellos bellos ojos de color verde.

— Quiero presentarte a mis padres. — dijo finalmente, temiendo asustar al doncel con una propuesta tan precipitada.

Jimin abrió sus ojos en par y comenzó a reír, pensando que aquello era una broma y no una propuesta.

— ¡Hey, no te rías! — trató de reprenderlo, aunque esa no fuera su verdadera intención. — Estoy hablando muy enserio, Jimin. — volvió a hablar, recibiendo otra carcajada a modo de respuesta.

Jimin se echó en el pasto, riendo con muchas ganas y dejando caer las flores, que hasta el momento había recogido.

— ¡Oh, vamos, Jimin, es enserio! — insistió el príncipe, viendo como el doncel parecía divertirse con su confesión.

Finalmente y cansado de las risas del doncel, Taehyung decidió esperar a que este se calmara.

— ¿Ahora sí? — preguntó luego de unos minutos, viendo como el doncel volvía a sentarse y verlo.

— T-tienes que admitir que f-fue muy chistoso. — dijo entre alguna que otra risita el doncel. Taehyung de inmediato se cruzó de brazos, fingiendo, esta vez, que él era el enojado. — pero tampoco te enojes, Taehyung. — dijo esta vez en un ruego.

— Realmente quiero presentarte ante mis padres. — dijo el príncipe, manteniendo esa firmeza y ese ceño fruncido en su rostro. — Dentro de dos meses cumpliré diecisiete años y mis padres harán un baile de celebración en mi honor, así que quieren tenerte ahí para que puedan conocer un poco más de ti.

Jimin tuvo ganas de reírse nuevamente, pues jamás se hubiera imaginado siendo invitado a una celebración hecha por la realeza y mucho menos, asistiendo y socializando con todas esas personas. Su madrastra y hermanastras se burlarían de él si es que lo vieran en una fiesta de ese calibre, por no decir que todos los invitados.

— No creo que sea lo adecuado, Taehyung. — tomó sus flores, que yacían regadas por el suelo y al reunirlas, bajó la mirada, fingiendo que las veía, cuando en realidad solo quería evitar la mirada de Taehyung.

— No se trata de si es adecuado o no, Jimin, sino de lo que yo quiero y lo que realmente quiero para ese día es a ti. — tomó entre sus manos el rostro del doncel y le sonrió.

— N-no sé, Taehyung, creo que podemos seguir esperando un poco más de tiempo. — susurró un tanto inseguro, rogando para que el pelinegro le hiciera caso, pues seguía sin sentirse preparado, por no decir completamente avergonzado, para conocer a gente que sí tenía educación y que se lo iba a demostrar apenas interactuaran con él.

— Sé lo que estás pensando, Jimin y mis padres no te van a juzgar, no lo permitiré. — susurró el pelinegro, acercándose lentamente para dejar un beso en los labios del doncel. — Prometo que te cuidaré y que ante cualquier altercado, te defenderé.

Jimin sonrió, volviendo a tomar posesión de los labios de Taehyung, quien gustoso correspondió, pues creía que el doncel había aceptado su propuesta.

Jimin sonrió, volviendo a tomar posesión de los labios de Taehyung, quien gustoso correspondió, pues creía que el doncel había aceptado su propuesta

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El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora