エピローグ

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La risita risueña de un pequeño de nomás de cinco años se hizo escuchar en la cocina, el hombre que se encargaba de trabajar sobre la mesa no dudó en bufar y dejar de amasar, para así agacharse y descubrir al mocoso que siempre lo interrumpía dura...

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La risita risueña de un pequeño de nomás de cinco años se hizo escuchar en la cocina, el hombre que se encargaba de trabajar sobre la mesa no dudó en bufar y dejar de amasar, para así agacharse y descubrir al mocoso que siempre lo interrumpía durante sus horas de trabajo.

— ¡Sal de ahí mocoso! — exigió el mayor, tratando de alcanzar al rubio, quien entre risas se iba alejando cada vez más de los brazos ajenos. — Si no fueras nieto de NamJoon ten por seguro que ahora mismo te estaría ahorcando. — dijo entre dientes, odiando al mocoso de cinco años que le jodía todos los días que iba de visita a la panadería. — ¡Ya sal de ahí! — exigió.

El pequeño le sacó la lengua y entre risas comenzó a golpear las manos del mayor.

— ¡Aquí estás, pequeño travieso! — la voz de NamJoon se hizo presente en la cocina y el niño no dudó en salir de su escondite, sacándole la lengua por última vez al ayudante de su abuelito.

— ¡Abuelito! — gritó eufórico el pequeño rubio, corriendo a los brazos de NamJoon, quien no dudó en cargarlo apenas lo tuvo cerca.

— ¿Qué hacías, pequeño? ¿Estabas molestando de nuevo a YoonGi? — el niño no tardó en negar, tal y como un niño bueno lo haría, ante las preguntas de su abuelo.

YoonGi, quien hasta el momento había permanecido debajo de la mesa, contando hasta diez mentalmente para controlarse y evitar cometer alguna locura, trató de salir con mucho cuidado, pero nuevamente se golpeó con la cabeza y maldijo en su mente al mocoso que tenía por nombre Jungkook. Cada vez más lo odiaba.

— ¿Estás bien, YoonGi? — preguntó Nam, al escuchar el golpe que se dio su ayudante con la mesa. — Lamento mucho que Jungkook te cause problemas cada vez que viene de visita.

YoonGi rio sin gracia y negó con la cabeza, mientras su fría mirada se dirigía hacia el rostro del pequeño diablillo. — No se preocupe señor Kim, no me causó ningún inconveniente. — mintió.

— Gracias por entender, YoonGi, sé que no te gustan los niños, pero creo que acercarte a Jungkook te puede ayudar a siquiera soportarlos. — por más que aquello fue un consejo, YoonGi lo tomo como un castigo, pues lo que menos quería era acercarse al nieto de NamJoon.

— Intentaré señor Kim, pero no prometo nada. — dijo, sonriendo al final. Jungkook volvió a sacarle la lengua y entonces su sonrisa se borró, dando pase a unas infinitas ganas de ahorcar al mocoso de cinco años.

— Deberías intentarlo, YoonGi, sabes que tienes que comenzar a acostumbrarte a la presencia de niños. — aconsejó nuevamente Nam, bajando a Jungkook, quien se había removido entre sus brazos con el objetivo de salir corriendo hacia donde se encontraba su mamá.

— Tomaré unos dulces de la estantería, abuelito. — gritó el pequeño de cinco años, saliendo de la cocina sin esperar respuesta de NamJoon, aunque era obvio que el hombre le daría todo lo que su nieto quisiera.

El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora