二十

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— ¿Crees que lo hayan golpeado? — la pregunta tomó por sorpresa al consejero, quien de inmediato se calló, dejando de lado sus regaños, para seguir escuchando a su príncipe

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— ¿Crees que lo hayan golpeado? — la pregunta tomó por sorpresa al consejero, quien de inmediato se calló, dejando de lado sus regaños, para seguir escuchando a su príncipe. — La herida en su labio parecía haber sido provocada por un golpe muy fuerte.

— Joven príncipe, usted escuchó perfectamente al doncel.

— Lo sé, lo sé, JiHong, pero se veía tan lastimado que dudo de sus palabras.

— No debería hacerlo, joven príncipe. — insistió el consejero. — las relaciones se basan en confianza y si el doncel asegura que esas heridas fueron hechas durante sus tareas domésticas, usted debe creerle.

Taehyung frunció su ceño y terminando de darle de comer a Poseidón se retiró del establo, siendo seguido por su fiel consejero.

— Discúlpeme joven príncipe, puedo deducir que está enojado, pero debemos revisarle esa mano.

El príncipe miró de reojo su mano derecha, en donde yacía unos rasguños, no tan leves, no solo en los nudillos, también en gran parte de sus dedos. Soltó un suspiro y negó, continuando su camino y su misión de ignorar a JiHong.

— Joven príncipe, tiene que hacerme caso, por favor. — rogó el consejero, mientas apresuraba su paso, pues el príncipe prácticamente iba corriendo. Todo con tal de alejarse. — No ganará nada quedándose con esas heridas, que se pueden llegar a infectar.

Taehyung lo siguió ignorando, mientras trataba de subir las escaleras con más prisa, pues estaba dispuesto a encerrarse en su habitación.

— No insistas... — miró con total enojo a su consejero, quien le seguía el paso. — no pienso ir a ningún lado, mucho menos contigo... — y cómo iba tan distraído no se percató de la presencia de la reina y su corte de doncellas.

Terminó chocando con su madre, quien de inmediato fue sujetada por dos de sus doncellas, quienes al instante miraron con malos ojos al príncipe. Taehyung, por su parte, fue socorrido por su consejero, quien ante la presencia de su majestad se arrodilló, pidiendo disculpas por su príncipe.

— Lo siento tanto, mi reina. — susurró el joven, repitiendo el accionar de su consejero.

La reina miró a ambos hombres arrodillados y sonriendo, les pidió que se colocaran de pie.

— No es para tanto, joven príncipe, solo fue un accidente, aunque le recomiendo que no ande distraído por los pasillos del pala- — y mientras iba ayudando a su hijo a colocarse de pie se percató de las heridas en los nudillos del menor. — ¿Qué le sucedió, joven príncipe? — preguntó con total interés y cero preocupación en su voz

Taehyung abrió sus ojos en par, al igual que su consejero, quien tenía intenciones de abogar por su príncipe, pero que se vio interrumpido por la reina, quien con una mirada lo mandó a callar.

— Ahora mismo me dirá lo que estuvo haciendo fuera del palacio, joven príncipe o de lo contrario tendré que hablar con su padre para que le prohíba las salidas. — la voz firme de la reina junto a esa mirada, que iba totalmente dirigida hacia su mano lastimada, le dio a entender al príncipe que estaba en graves problemas.

— Mi reina, lamento decirle que todas las tareas que realizo fuera del palacio son confidenciales. — trató de hacerse el fuerte, pero la mirada de la reina estremeció por completo su cuerpo.

— Joven príncipe, su padre no le ha asignado tareas en estas últimas semanas con el objetivo de darle más tiempo para que corteje a una bella doncella, así que no me mienta. — el tono de voz fue alzado casi al final y Taehyung se sintió como un niño regañado.

No había salida ni salvación, tenía que decirle a su madre que había conocido a un doncel, cual no parecía tener interés en él y que además era un sirviente, y que deseaba cortejarlo. No le gustaría, eso lo sabía, pero estaba seguro de que habría una forma de solucionarlo.

— Estoy esperando, joven príncipe. — insistió la mujer, manteniendo esa expresión llena de enojo.

Taehyung bajó la mirada y soltando un suspiro se llenó de valor.

— Y-yo he con-

— ¡Joven príncipe! — y la voz de su padre llamó la atención de todos los presentes.

— Su majestad. — mencionaron al unísono el consejero y las doncellas, quienes hicieron una reverencia en muestra de respeto.

La reina apenas inclinó su cabeza para saludar a su esposo y posteriormente devolvió toda la atención a su único hijo. Taehyung también hizo una reverencia, saludando de esa manera a su padre.

— Es un honor verlo, su majestad. — dijo el pelinegro.

— Para mí también es un honor verlo, joven príncipe. En estos últimos días ha estado saliendo mucho y-

— Justo de eso estábamos hablando. — interrumpió la reina, viendo esta vez a su esposo. — El joven príncipe está lastimado y lo único que quiero saber es la razón de sus heridas.

El rey de inmediato extendió su mano en dirección a su hijo. Taehyung alzó su brazo y colocó su mano lastimada encima de la de su padre.

— ¿Dónde se hizo esto, joven príncipe? — preguntó el rey, con cierta preocupación y sorpresa.

Taehyung se avergonzó y miró a su consejero, como pidiéndole ayuda, aunque este tenía prohibido decir palabra alguna.

— Conteste a mi pregunta, joven príncipe. — la severidad se reflejaba en las palabras y el tono de voz del rey, quien seguía inspeccionado la mano de su primogénito.

— Yo me golpee con un árbol. — mintió, a medias, pero lo hizo. — Estuve entrenando y finalmente me lastimé. — trató de no entrar en detalles, por lo que alejó su mano del tacto de su padre y soltando un bostezo pidió permiso para retirarse.

El rey siguió mirando la mano lastimada de su hijo, aunque este tratara de esconderla y soltando un suspiro, asintió.

— Puede retirarse, joven príncipe, pero mandaré al doctor del palacio a su recámara para que lo revise.

Taehyung asintió, despidiéndose poco después de sus padres y siendo seguido por su consejero.

— No me gusta que me oculten la verdad, su majestad. — la reina miró con total desprecio a su esposo.

— El joven príncipe solo sale a entrenar. — trató de convencerla de sus palabras, pero la reina no era una tonta y eso lo sabía muy bien el rey. — Ahora si me disculpa, mi reina, tengo muchas obligaciones que cumplir.

La reina asintió, despidiéndose poco después de su esposo.

— Sujin...— la doncella, prácticamente consejera y mujer de confianza, se acercó tan rápido como su reina la llamó y bajando la cabeza se situó a su lado. — quiero saber qué es lo que hace el príncipe al salir todas las mañanas del palacio, pero sé discreta y evita que él se entere de que lo espiamos.

La orden fue dada y la doncella no dudó en asentir.

La orden fue dada y la doncella no dudó en asentir

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El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora