三十六

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Jimin no conocía mucho sobre el mundo que lo rodeaba, en algunas ocasiones no sabía cómo actuar cuando se le presentaban situaciones totalmente a ajenas a su ya conocido entorno

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Jimin no conocía mucho sobre el mundo que lo rodeaba, en algunas ocasiones no sabía cómo actuar cuando se le presentaban situaciones totalmente a ajenas a su ya conocido entorno. Sin embargo en ese preciso momento, mientras sus labios eran apresados por los de Taehyung, parecía saber muy bien lo que iba a ocurrir, pues cuando las manos del príncipe se situaron en su trasero, no puso resistencia, al contrario, se dejó hacer por las manos del pelinegro.

Para cuando se alejaron, Jimin no solo se encontraba con los labios ligeramente hinchados, también con las mejillas totalmente sonrojadas y con un ligero brillo en sus preciosos ojos verdes.

— Realmente te amo. — susurró el pelinegro, recibiendo en respuesta una pequeña sonrisa, que reconoció como el permiso para continuar con lo que estaba haciendo.

Los besos se hicieron cada vez más continuos con el pasar de los minutos y las manos de ambos comenzaron a recorrer el cuerpo del otro, con el único objetivo de conocer el verdadero placer.

Otra de las pocas cosas que Jimin no conocía era el placer, ese placer que comenzó a sentir a medida que Taehyung repartía besos por toda la extensión de su cuello y acariciaba con dedicación su piel. Los gemidos no tardaron en hacer acto de presencia y las ganas por despojar de sus prendas al contrario por igual.

De a poco Jimin se fue acostando, siendo cubierto por el cuerpo del príncipe, quien se dedicó a retirar sus prendas con lentitud y disfrutar del perfecto cuerpo del doncel. Parecía que poco les importaba entregarse en medio de la noche y de un bosque, pues a pesar de que el frío era insoportable, ellos no se detuvieron.

Taehyung fue el siguiente en despojarse de su prendas, con ayuda de Jimin, que ante la vista del cuerpo desnudo del príncipe se sonrojó. Aunque ninguno de los dos tenía experiencia previa en el ámbito sexual, se sonrieron y confiaron ciegamente el uno en el otro.

Los besos continuaron, al igual que las caricias, hasta que finalmente Jimin abrió lentamente sus piernas, dándole el espacio necesario a Taehyung para que se acomodara en medio de ellas. El príncipe notó lo temeroso que se encontraba el doncel con respecto a la situación, así que tomando la mano de este, le sonrió y dejó un beso en la punta de su nariz.

— No te haré daño. — dijo con mucha seguridad. — solo dime si te duele y yo me detendré.

Jimin asintió y eso fue suficiente para continuar. Taehyung se hundió lentamente en el cuerpo del doncel, siendo totalmente cuidadoso.

El rubio cerró sus ojos con fuerza y apretó sus labios apenas comenzó a sentir el dolor por la intromisión. Taehyung se detuvo apenas se dio cuenta de la expresión facial del doncel y en un vago intento de distraerlo lo besó, siendo correspondido al instante.

Fueron largos segundos en los que disfrutó de los labios de Jimin y esperó a que este se acostumbrara. Sin embargo, cuando el doncel apretó ligeramente su manos supo que era momento de continuar.

El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora