Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.

Soy tu diosa

Esther y Lucía están a bordo de un helicóptero autopilotado.

"Nos acercamos al objetivo" dice la voz del ordenador de a bordo.

"Yo me encargo de la chica" dice Esther. "Tú encárgate de él. ¿Puedes hacerlo esta vez?"
añade.
"Claro", dice Lucía.

"Recuerda que lo queremos vivo. Y con todo su atractivo intacto", dice Esther mirando a la pequeña mujer.

Orazio y Orazia están en una carretera desierta. No hay nadie a la vista. Sólo ellos dos y el helicóptero que aterriza a cierta distancia delante de ellos.

Los dos jóvenes ven a dos mujeres que descienden del helicóptero.

"Esther y la puta psicópata" susurra Orazio cuando las dos mujeres están más cerca.

Las dos mujeres se acercan a la pareja. Las dos tienen un aspecto claramente ruin y aterrador. Esther ha abandonado su anodina forma de vestir para esta ocasión y la ha sustituido por ropa de combate.

Orazia suspira. No consiguió derrotar a Esther la última vez y ahora está herida y cansada por la caminata bajo el sol del desierto.

"Esto tiene mala pinta, Orazio", dice la joven desanimada. "Sugiero que tratemos de hablar para salir de esto".

"¿Estás loca, Orazia? ¿Simplemente te acercas a ellas y les dices que eres mi novia?", dice Orazio.

"Esa sería mi primera opción, pero si eso falla, supongo que puedes morir conmigo, mi amor" dice Orazia.

"Está bien", dice Orazio. "Estoy harto de que me mangoneen: ¡vamos a por ellas!".

Orazia echa un vistazo a su alrededor y descubre un enorme peñasco a pocos metros. Con un formidable salto, se coloca al lado del peñasco. "Vamos chica" se dice a sí misma "vamos a ver hasta dónde llega tu fuerza".

Las dos mujeres siguen caminando en su dirección, con aspecto alerta pero confiado.

Orazia agarra la enorme roca y, con menos esfuerzo del que esperaba, la levanta por encima de su cabeza. Luego lanza la roca con todas sus fuerzas hacia las dos mujeres.

Lucía ve cómo la roca vuela a toda velocidad en su dirección. A pesar de su sorpresa inicial, se mueve rápidamente para evitar la enorme roca mientras saca su pistola y dispara varios tiros a Orazia.

Uno de los disparos alcanza a Orazia en el costado. El dolor es intenso, pero se las arregla para mantenerse en pie.
La piedra explota al impactar, enviando una nube de polvo y fragmentos en todas direcciones.

Cuando el polvo se asienta, Orazia contempla con desesperación que Esther también ha salido ilesa.

"¡Ve a por el chaval!", grita Esther a Lucía mientras echa a correr en dirección a Orazia.

"¡Mierda!", piensa Orazia.
Orazia podría correr fácilmente hasta ponerse a salvo, Pero entonces atraparán a Orazio.

"Orazio, corre. Sal de aquí. Deja que me encargue yo", grita desesperada.

Orazio sale corriendo, pero tropieza y cae al suelo. Se pone en pie, pero Lucía ha ganado terreno.

Aunque Lucía tiene las piernas más cortas, parece tener mucha más resistencia que Orazio, que empieza a cansarse.

Mientras tanto Orazia se prepara para recibir el ataque de Esther que ha sacado sus garras de acero.

Esther golpea a Orazia varias veces. Las garras de acero son muy duras y cortan la piel, los músculos y los huesos con facilidad. La sangre brota del cuerpo de Orazia.