No te rindas tan pronto

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La directora sintió un poco de lástima al observar lo avergonzado que se sentía Orazio. ¡Era tan mono!

Se preguntó si no le facilitaría las cosas si ella se daba la vuelta mientras él se desvestía. Pero en realidad no había forma de hacer aquella situación menos embarazosa para él. Debía empezar a entender y aceptar lo que la sociedad esperaba y necesitaba de él.

Así que se quedó mirando mientras Orazio se iba quitando la ropa. Estaba muy delgado. La dieta de los chicos estaba programada por la IA que en realidad dirigía el Orfanato.

Según la documentación, la obesidad había sido un problema para el programa los primeros años. De forma que la IA introdujo un nuevo programa de alimentación.

Quizá se le había ido la mano a la IA, los chicos salían ahora del Orfanato en los huesos. Pero mientras no hubiera quejas todo iría bien.

Orazio terminó de desvestirse y se quedó mirando a la Directora con cara de no saber que hacer y cubriéndose los genitales con las manos.

- No te preocupes – le dijo la directora – Es normal que te sientas raro, pero tenemos que ver la calidad de tu esperma. Ven conmigo.

Nervioso, Orazio siguió a la directora hasta una sala llena de lo que parecían tubos de cristal violeta.

- Bien, te explicaré lo que vamos a hacer - le dijo la directora en tono didáctico, - para extraer tu esperma necesito sacudir tu pene. Los experimentos han demostrado que el esperma sale en mayor cantidad y es de mejor calidad cuando otra persona lo extrae manualmente. ¿Entiendes esto?

- Sí – respondió él - ¿Qué es lo que tengo que hacer?

- Bueno, en realidad tú no tienes que hacer gran cosa - le dijo la directora – Solo aguantar. El esperma es de mayor calidad y más abundante cuanto más se prolonga la extracción. Así que no eyacules hasta que yo te lo diga, ¿vale?

Esta era la peor parte, aunque el chico parecía estar tomándoselo bien. La Directora ya había hecho esto muchas veces y la verdad es que, aunque al principio lo pasaba tan mal como los chicos, ahora le gustaba.

Se sentía una privilegiada. Como muchas mujeres, tenía en su casa un sexbot que se ocupaba de satisfacer sus necesidades sexuales. Pero no dejaba de ser un consolador unido a un cuerpo artificial.

- De acuerdo – dijo Orazio y se sentó en una silla giratoria frente a la directora.

Ella miró su pene fláccido y lo agarró observando la reacción del chico.

Orazio estaba muy nervioso. Jamás había hecho nada parecido. Había fantaseado con tener sexo con otras personas, incluso había tenido sus experiencias en la Realidad Virtual de Etherspace, pero nunca lo había hecho en la realidad de Meatspace.

La Directora se dio cuenta de lo nervioso que estaba él. Era la mejor parte. El chico nunca se iba a olvidar de aquella experiencia y ella viviría en su recuerdo para siempre. Con determinación, empezó a bombear su polla.

- ¿Cómo va todo? - le preguntó ella.

- Siga con ello – respondió él impaciente.

La directora sonrío. Típica actitud masculina. Siguió acariciando su polla. Pronto cambiaría esa actitud, de todas formas no estaba de más ir enseñando al chico lo que se esperaba de él. En realidad, aquello formaba parte del proceso de educación antes de soltarlo al mundo.

- Vigila esa actitud, jovencito. Si quieres ganarte la vida con esto tienes que ser más amable y servicial – le reprendió.

- ¿Cuánto tiempo más vamos a estar haciendo esto? - preguntó sintiendo que podría explotar en cualquier momento.

Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora