Nuevamente ella empezó a sacudir su pene.
- ¿Esto es lo que quieres? - dijo ella burlona.
- Si... mmm...- gimoteó él sintiéndose del todo indefenso.
- Oh, vaya, ya no quieres estar dentro de mí ni agarrarme el culo - dijo ella con sarcasmo.
Como no sababía que decir Orazio optó por quedarse callado.
- Bueno. Vamos a intentarlo de nuevo, pero esta vez a ver si eres capaz de seguir mis normas: Nada de moverse y nada de echar el culo para atrás. Si crees que te vas a correr, me avisas, pero nada de correrse sin mi permiso. ¿De acuerdo? - le dijo Grace con impaciencia.
- Sí señora - jadeó él.
Antes de proseguir, Grace se aseguró de que su polla está bien dura y empezó a masturbarle con un hábil movimiento que, unido a toda la excitación acumulada, estuvo a punto de hacer que se corriera inmediatamente.
- ¡Me corro! - dijo él casi gritando.
Grace paró de inmediato.
- Si me ruegas que pare, yo paro. Tómate tu tiempo - dijo ella casi amablemente - Cuanto más dure esto, más diversión para mí.
Ella esperó en silencio mirándole fijamente, Orazio no pudo evitar bajar la vista.
- Quiero que me mires - dijo ella seriamente.
Él obedeció y volvió a encontrarse con su mirada, intensa pero indescifrable.
Absorto como estaba en su mirada, estuvo a punto de dar un salto cuando ella agarró su polla repentinamente.
- ¿Qué hemos dicho? - le dijo ella notando su leve movimiento y aumentando la presión de su mano.
- ¡No me movere!
- Desobedecer solo va a ponerte las cosas más difíciles - el ritmo de su mano se volvió más lento, pero le apretó con más fuerza empujando la piel que cubre el glande hasta ponerla muy tirante.
Él dejó escapar un gemido, pero luchó con todas tus fuerzas para no correrse.
- Vale, ahora quiero ver como te corres. De verdad, diviértete - ella incrementó de nuevo el ritmo y cada vez que empujaba la piel de su pene hacia atrás, lo hacía con tanta fuerza que movía todo su cuerpo, de forma que a Orazio le resultaba difícil mantener las piernas abiertas. La única manera de mantener el equilibrio fue agarrando el borde del lavabo con tanta fuerza que se rompió una uña.
Grace se detuvo y le miró. "ABRE - LAS - PIERNAS."
Orazio soltó el lavabo y abrió las piernas todo lo que pudo. Ella renovó su ataque sobre su pene. Ahora que él tenía permiso para correrse, se dio cuenta de que era incapaz y ella cada vez empleaba más fuerza... hasta que por fin, sintió un intenso orgasmo.
- No me lo puedo creer. De verdad has conseguido aguantar hasta que te he dado permiso - Grace rio echando la cabeza hacia atrás. - Vaya, ha salido una buena cantidad,- dijo mirando el suelo.
El cuerpo de Orazio todavía se agitaba a causa del intenso orgasmo.
- Recógelo. Te lo regalo - dijo Grace mientras le daba la espalda para mirarse en el espejo y lavarse las manos - Te lo pagarán bien en Gallpale. Pero guárdalo en el frigo.
Orazio la miró sin entender.
- El esperma - le aclaró como si fuera tonto - No lo necesito. Es para ti.
Orazio miró el charco de semen en el suelo sintiéndose totalmente confuso y aturdido.
Ella lo miró de nuevo como si fuera realmente idiota y salió taconeando hasta la habitación. Volvió rápidamente con una bolsa de congelación.

ESTÁS LEYENDO
Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.
Bilim KurguAviso: Esta historia contiene descripciones sexuales bastante explícitas. Si eres menor o te sientes incómod@ con este tipo de lectura, no es recomendable que la leas. Es el año 2167. El mundo está dominado por el género femenino. Hace años se descu...