Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.

Epílogo.

Isis ha vuelto a Philae, el pueblo propiedad de su secta.

Todavía tiene una venda en la cabeza y varias heridas por todo el cuerpo, resultado de su terrible batalla contra Orazia y la señora Johnson.

No está de buen humor.

Su estado de ánimo empeora cuando le informan de que su amado Orazio ha escapado.

Isis grita de rabia.

"¿Puede alguien explicarme cómo es posible que un chico de 18 años haya escapado a la vigilancia de los Ojos del Templo?", grita enfadada.

" Mi diosa" dice la líder de los Ojos arrojándose de rodillas. "El chico tuvo ayuda del exterior".

"¿Qué? ¿Cómo?"
"Lo estamos investigando. Fue alguien con el poder de hacerse invisible. Nos engañó y el chico pudo escapar en una moto voladora", dice la mujer, temblando de miedo y sin atreverse a levantar la cabeza del suelo.

"Ya veo. ¿Y quién eres tú?"
"Soy la Capitana-Ojo Neboo, Ojos del Templo", dice la mujer.
"¿Y confío en que encontrarás al chico y me lo traerás?" Dice Isis mirando a Neboo con desprecio.

"Si lo encuentro, te lo traeré mi diosa" dice sumisa.

Isis asiente algo más calmada. "Será mejor que lo hagas pronto".

Con un gesto despide a todas sus adoradoras. Para contentarla le han traído a un hermoso joven que la mira aterrado sin saber si tiene que irse o quedarse.

Isis le mira y sonríe. "¿Quién eres tú?", le pregunta.
El hombre tartamudea, sin saber qué decir.
" HABLA".
El hombre rompe a sudar.

"Yo... soy... ¡No!", dice. "¡Tú eres Isis, la diosa de la magia y de la luna! Lanzarás tu hechizo y me harás inmortal".

Isis echa la cabeza hacia atrás y se echa a reír. "Quítate de mi vista antes de que te mate", dice poniéndose repentinamente furiosa.
El joven sale corriendo del templo, presumiblemente para informar a los Ojos de lo ocurrido.
Isis vuelve a entrar en su templo pensando detenidamente en su situación.
¿Quién podría haber ayudado a Orazio?

Quienquiera que haya sido está muerto.

"Orazio... qué bien lo vamos a pasar cuando vuelvas" piensa Isis "Te voy a causar tanto dolor... tanto placer. Aprenderás de nuevo a obedecer y a adorarme. Y también aprenderás que un mortal no puede escapar del amor de una diosa".

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Lejos, en el desierto, La Compañía tiene una instalación secreta. Un búnker subterráneo cuya existencia sólo conocía la señora Johnson.

Las instalaciones están totalmente automatizadas y no hay personal humano.

Se completa un proceso. "Transferencia de datos completada", dice una voz artificial.

La conciencia de la Sra. Johnson se despierta en un cuerpo artificial.

"Así que ha sucedido" piensa su nuevo cerebro sintético. "He muerto". Se sienta y comienza a contemplar los acontecimientos que la han llevado a su propia muerte. Su cerebro sintético se conecta a Interlace y hace una rápida búsqueda de noticias relacionadas.

"Orazia" su nuevo cerebro es incapaz de sentir sorpresa, pero algo no encaja. "¿Por qué me mataría Orazia? ¿Y cómo fue capaz de burlar mis sistemas de seguridad ella sola?"

Una rápida búsqueda le permite averiguar que Orazia ha escapado de la custodia policial y está a la fuga. "La única sospechosa de mi asesinato está huida, ¡qué oportuno!".

La señora Johnson (al menos su conciencia) se levanta y observa su nuevo cuerpo en un espejo. Es una androide especial, diseñada por La Compañía para ser un arma mortal con tecnología de alto secreto.

Se parece a la propia Sra. Johnson cuando tenía poco más de veinte años. La reproducción es perfecta. Nadie podría decir que no es un ser humano. Ya lo demostró con Narmer.

La piel sintética es sensible y la señora Johnson la toca en diferentes lugares, observando cómo reacciona de forma diferente.

"No es como estar viva", piensa, "pero se parece bastante".

No siente deseos de venganza, pero cree que debe averiguar lo que ha pasado y castigar a los culpables. La gente debe responsabilizarse de sus actos para que el mundo funcione correctamente.

Lo primero es lo primero, debe equipar su nuevo cuerpo para hacer frente a situaciones como ésta.
"Ahora tengo los recursos", piensa, "supongo que es hora de hacer el trabajo.