"Adórame", dice Isis.
Con el pie de Isis en la boca y soportando todo su peso sobre su maltrecho pecho, Orazio siente que no puede respirar y está a punto de perder el conocimiento.
Pero Isis le saca el pie de la boca y baja de su pecho poniendo un pie a cada lado de su cuerpo. Orazio la observa desde abajo en la plenitud de su belleza.
Ella le da la espalda y de nuevo comienza a jugar con sus genitales. Su pie se desplaza sobre su polla y sus testículos pisándolos de vez en cuando causando mucho dolor. "¿Te gusta lo que te está haciendo tu diosa, te gusta que te pisotee como el gusano que eres?", dice Isis.
Él está a punto de responder con un manso sí, pero se detiene. Sabe que no es una pregunta que pueda responderse con una palabra.
De repente, Isis se deja caer sobre su pecho. Su culo golpea su plexo solar con todo el peso de la caída dejándole sin aire en los pulmones. El dolor en las costillas es insoportable y Orazio pierde el conocimiento durante unas décimas de segundo.
"Después de adorarme tendrás que aprender a obedecerme", le dice girando sobre su pecho e inclinándose hacia delante hasta tener su boca a escasos centímetros de la de él. "Pero serás recompensado por tu obediencia".
Orazia; belleza, fuerza, poder.
Orazio; lealtad, amor, honor.
Orazio no sabe dónde está. Tal vez ha perdido la conciencia, tal vez se ha vuelto definitivamente loco.Está flotando en una habitación. Las paredes son de metal. Orazia está en el centro de la habitación. Está desnuda. Su hermoso cuerpo magullado por innumerables cortes y heridas.
"Orazia..." Orazio intenta decir, pero no tiene voz.
Orazia llora mientras mira algo. Es un pequeño televisor al otro lado de un cristal blindado. Orazio mira la imagen del televisor. Es él, con Isis sentada a horcajadas sobre su pecho.
"Orazio... no, Dios mío", oye decir a Orazia.
De repente, ha vuelto. Sigue atado a la cama con Isis, desnuda, sentada sobre su pecho sonriéndole tiernamente.
"Tendrás que aprender a entregarme todo tu ser. Una y otra vez". Dice Isis en tono cariñoso.
"Isis", dice uno de los Ojos del Templo, "ya está empalmado, ¿me das permiso para empezar?".Isis deja de mirar a Orazio y mira a la mujer.
"Parece que estás listo. Dejaremos que la señora alcaldesa sea la primera en extraer la esencia. Como agradecimiento por su ayuda en la captura del semental".Isis va al otro lado de la habitación y se sienta en una especie de trono que a Orazio le parece egipcio.
Vuelve a forcejear, pero parece que no hay manera de que pueda salir de esta situación.
La alcaldesa avanza hacia la cama donde está atado Orazio. Le sonríe: "Disfruta mientras puedas", dice, y le agarra la polla con una mano y los huevos con la otra.
Empieza a acariciar muy suavemente al principio y luego se vuelve más agresiva, siempre mirándole a los ojos.
Él no sabe lo que va a pasar, pero siente que todo su cuerpo arde.
"Por favor", grita aterrorizado. Nunca había tenido tanto miedo, a pesar de todo lo que le ha pasado desde que salió del orfanato."CÁLLATE", ruge ella, y Orazio no entiende por qué le habla con tanta rabia. Le llena de terror y se calla.
"No seas tan cobarde" le dice ella mirándole con fiereza. "No vamos a romper nada. Necesitamos tu polla y tus testículos para seguir produciendo".
Orazio sigue allí, desnudo y obligado a soportar sus ojos llenos de odio. Oye las risas de las otras mujeres que llenan la habitación, ¿cuántas habrá? Isis sigue observándolo desnuda, sentada en su trono.
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Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.
Science FictionAviso: Esta historia contiene descripciones sexuales bastante explícitas. Si eres menor o te sientes incómod@ con este tipo de lectura, no es recomendable que la leas. Es el año 2167. El mundo está dominado por el género femenino. Hace años se descu...