No es lo que había planeado.

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"Entrar aquí ha sido relativamente fácil" dice Narmer "Sacarte va a ser más complicado".

"¿Qué quieres decir?", pregunta Orazio.

"Tengo una moto voladora. Puedo hacer que venga a recogernos en automático. Pero primero tenemos que salir del edificio y está infestado de Ojos del Templo".

"Entonces, ¿qué sugieres?"

"No hay mucho que pensar. Tendré que deshacerme de los Ojos. Espera aquí. Vendré y te avisaré cuando todo esté despejado", dice Narmer con voz tranquila.

Narmer sale de la habitación.

Orazio se pregunta cómo puede mantener la voz tan calmada. La cabeza le da vueltas: ¡la señora Johnson ha sido asesinada y Orazia ha sido acusada del crimen! El mundo se ha vuelto loco. Necesita concentrarse.

Orazio piensa por un segundo. Si se va con Narmer, estará fuera de este edificio y lejos de Isis. Pero si lo atrapan tratando de escapar.... no puede vivir con el temor de que el Templo lo vigile.


Decide tratar de escapar. ¿Qué opción tiene?

Mientras tanto Narmer accede al primer piso de la prisión de Philae.

Para entrar ha tenido que manipular el sistema de seguridad lo que ha alertado a los Ojos del Templo. La sala que les separa del exterior está llena de estas mujeres. Parecen bien entrenadas, equipadas y alerta. No va a ser fácil. Pero Narmer no lo intentaría si no creyera que tiene posibilidades de lograrlo.

Se pregunta por qué se está arriesgando tanto para rescatar al chico. No eran sus instrucciones, pero cree que es lo que la Sra. Johnson habría querido.


Es cierto que la Sra. Johnson ya está muerta y ya poco le puede importar lo que ocurra, pero por alguna razón Narmer siente que se lo debe.

Ha conseguido robar una pistola y piensa darle un buen uso. De momento, los Ojos parecen no haberle visto en modo invisible. Narmer apunta y comienza a disparar.
Mata a dos, pero el resto, alertadas, se ponen a cubierto.

El ruido de las armas atrae a más Ojos y a otros guardias. Esto no era parte del plan.

Narmer cree que no le ven, pero aun así empiezan a disparar sus armas automáticas en su dirección. Es entonces cuando se da cuenta de que no tiene ninguna posibilidad. Salta por encima de una barandilla y hace una perfecta voltereta sobre las cabezas de las que le disparan. Los rápidos reflejos de Narmer le permiten cambiar de posición sin que las Ojos se den cuenta.

Recarga el arma, escoge a la más cercana, apunta y la mata. Pero hay demasiadas. Empieza a pensar que debería haber buscado otra forma de sacar al chico de allí.

Las Ojos vuelven a disparar a ciegas en su dirección. El ruido en la habitación es ensordecedor. Intenta desesperadamente recargar su arma.

Alguien grita: "¡Ahí está! Atrapadlo".

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Abajo, Orazio se tapa los oídos para no oír los infernales disparos de arriba.

No hay forma de que Narmer salga vivo de semejante andanada de balas. ¿Qué puede hacer él? No tiene pistola y aunque tuviera una no sabría cómo dispararla. No es algo que le hayan enseñado en el orfanato estatal.

Orazio se siente inútil. Siempre a merced de gente más poderosa que él sin poder decidir su destino. Decide actuar.

Orazio corre escaleras arriba tan rápido como puede y se esconde detrás de una esquina. Por alguna extraña razón ya no teme a la muerte. Algo en el hecho de estar atrapado en este horrible lugar lo ha convertido en un suicida.

Decide salir corriendo al centro de la habitación gritando "¡Narmer os va a matar a todas!".

Alguien grita: "¡Ahí está! Atrapadlo".

Orazio tiene miedo, pero no tanto como para dejar de correr.

"No disparéis" grita alguien. "Es el favorito de la diosa. No le dejéis escapar, pero no disparéis".

Narmer no puede creer lo que ven sus ojos. ¿Qué está haciendo ese chico? Sin embargo, por muy loco que sea, las Ojos están ahora centradas en él y Narmer tiene una oportunidad de escapar.

Sin embargo, no la va a aprovechar. Se va a quedar e intentará salvar a Orazio.

Con su pistola recargada, Narmer dispara otra andanada de tiros a las Ojos, pero lo único que consigue es llamar la atención sobre su posición.

Orazio sigue intentando correr hacia la puerta de salida, pero algunas de las Ojos se interponen en su camino. Las Ojos son asesinas profesionales. Las Ojos son muy buenas en su trabajo. Media docena de ellas se abalanzan sobre Orazio y lo derriban sin demasiado esfuerzo.

"Sacad al chico de aquí", grita la que parece la jefa.

Lo agarran y lo ponen en pie. Entre las seis lo arrastran fuera del edificio, mientras el resto sigue vigilando a su atacante invisible. "Estad atentas. Hay alguien aquí".

Las Ojos vuelven a disparar sus armas automáticas sobre la posición de Narmer. Un montón de balas pasan cerca de la cabeza de Narmer, pero afortunadamente sin darle.

Se apoya en la pared. Tiene que salir de allí sin que lo noten. Va a correr por la habitación y salir por la puerta de salida.

Uno... Dos... Tres... ¡Ya!

Narmer sale a toda prisa por la puerta. Las Ojos no parecen haberle visto y continúan disparando sobre el lugar donde estaba segundos antes.

Ya en la calle, Narmer ve a las seis Ojos arrastrando a Orazio. El chico lucha con uñas y dientes contra ellas, pero son demasiadas para él.

Narmer tiene que ser rápido y encargarse de las seis antes de que el resto se dé cuenta de que ya no está en el edificio. Parecen estar concentradas en su objetivo.

Narmer se acerca todo lo que puede para conseguir un buen disparo. Entonces una de las Ojos suelta a Orazio. "Cuidado, he visto algo". El resto también suelta a Orazio y coge sus armas.

Orazio no se lo piensa mucho y sale corriendo.

"Olvídate del chico. Lo buscaremos más tarde", dice alguien.

Narmer dispara su arma y grita: "¡Alto!". Las Ojos giran la cabeza y empiezan a disparar a ciegas sobre donde creen que está Narmer.

Narmer cambia de plan sobre la marcha. Ahora no pretende matar a las seis Ojos, sólo crear una distracción que permita a Orazio escapar. Activa la motocicleta voladora que tiene escondida fuera de los muros del pueblo y la dirige hacia la posición de Orazio.

La motocicleta aterriza junto a Orazio, que se monta en ella. Mira hacia atrás. Las Ojos siguen disparando sus armas como locas, pero él no puede ver a Narmer.

De repente, la moto se pone en marcha sin que Orazio haga nada y sale volando.

"¿Eres invisible Narmer?", dice Orazio. No hay respuesta.
Orazio se siente decepcionado. Esperaba que no fuera invisible para él.

Desde la moto voladora, Orazio les hace a las Ojos un gesto con el dedo corazón y les dedica una sonrisa burlona. Sale del pueblo y se dirige al desierto de la zona. Se ríe como un loco mientras la moto voladora va ganando velocidad y se aleja de Philae.


"Lo logramos Narmer" dice Orazio tratando de palmear la espalda de Narmer. "¿Narmer?"

Por más que mueve las manos buscando a Narmer, no lo encuentra.

Orazio siente que el pánico aumenta. "¡Narmer! No tiene ni puta gracia. ¡Narmer!"

Entonces ve el cuadro de mandos. La moto está en modo automático.

"¡Joder! Narmeeeeeeeer!!!!!!" La voz de Orazio se pierde en la imensidad del desierto


Orazio (Vol. 1) Orazio y la hormona Isis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora