Iris DeSantis es el mito que recorre el bajo mundo. Ella es la personificación de la guerra, el poder y el dominio. Fue entrenada desde pequeña en el régimen del Consejo, una organización nacida de la unión de los cabecillas de las mafias más podero...
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Lydia
Esta villa es una prisión y mi vida un desastre, ya que cuando no estoy siendo vigilada, estoy siendo señalada, tachada o criticada. Todos en la organización saben que les oculté información con respecto a Hades Amuso y de que me enrollé con él incluso sabiendo quien era verdaderamente. Eso no fue lo más grave, me lo repitieron varias veces, sino el hecho de poner en riesgo a varios hombres por mi imprudencia.
Sujeto la foto con mis amigas que tengo en el escritorio. La foto que tomamos en Las Vegas.
A temprana edad, la primogénita del Don era una simple mafiosa con futuro prometedor ¿Y yo? Bueno... Yo solo quería destacar, pero mis amigas siempre fueron mejores. Tal vez fui la primera en convertirme en CapoRegime, pero eso fue suerte. Nos creamos una fama "Las Damas de la Mafia", las personas esperaban mucho de mí y yo solo trataba de alcanzar el paso de mis amigas siendo yo, pero eso es imposible cuando tu grupo es una jodida leyenda.
Somos una leyenda e Iris es la gran promesa del pentágono. La gran Dama Roja, la puta ama, la maestra del engaño... Iris DeSantis es una mafiosa ilustre que desde pequeña ha estado en el ojo de la tormenta, ha sabido infiltrarse en distintas organizaciones y destruirlas desde dentro, conquistó ciudades. Es la mafiosa más joven con más juramentos de sangre, la mejor bioquímica de los DeSantis y muchos más. Una copia de su abuelo Caín DeSantis. Ni hablar de Galilea y Dalila, ellas son perfectas al igual que Iris, yo también creí que lo era, pero mi estupidez con Hades cambió mi perspectiva, no pude controlar a la bestia.
La noche se toma la villa DeSantis e Iris me notifica que van a salir a cenar y si quería ir con ellas, pero me negué.
«Desde cuando mi vida es tan aburrida aquí» Extraño las misiones, las fiestas y mi libertad.
A través de la puerta de mi alcoba se escucha una conversación en el pasillo. Son Galilea y Dalila.
—¡Galilea! Ven, no seas aguafiestas.
—¡Dalila Rinaldi! —grita Galilea al otro lado.— ¡Si no paras de gritar soy capaz de amarrarte a una silla y ponerte cinta en la boca!
—Nunca harías eso y aunque trates nunca me atraparías. ¿Sabes dónde está Iris? Había quedado con ella de ir a una fiesta en Cefalú.
—Y a mí no me invitas, en fin la hipocresía.
—Te invité junto a Iris y dijiste que no... No tienes derecho a reclamarme.
—Iris tuvo que salir con Ares, Basilio les pidió ir una carrera por un dinero que le tenían los organizadores. No van a venir sino dentro de una hora o dos.
—A falta de cita, ¿quieres venir? Venga no seas amargada.
No escucho nada, debe ser que Galilea está pensando.
