|16| Tormentos del pasado

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Este no es el tan aclamado capítulo. Esta parte surgió de la nada, la acabo de terminar de escribir, me demoré unas tres horas. Me desperté y pensé que es necesario que conozcan un poco más de Lydia y de lo que ha vivido, además de ver la unión y el afecto que tienen las Damas de la Mafia. El próximo capitulo si va a ser la bomba que va a desencadenar el caos y el verdadero amor infernal. Sin más que decir, ¡disfruten este capítulo medio triste!

 Sin más que decir, ¡disfruten este capítulo medio triste!

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Iris

Luego de llegar a la villa DeSantis decidí buscar a mi padre, necesitaba su ayuda para averiguar unas cosas con respecto al hermano de Lydia.

Sé que Lydia extraña a su hermano, me lo ha dicho múltiples veces, pero dice no poder perdonarlo por todo el daño y ella dice querer explicaciones de lo que sucedió, pero dice que no es capaz de ir a darle la cara. Lydia ha pasado por tantas cosas.

— ¿Papá? — dije al aire esperando encontrarlo en la oficina.

— Dime hija. ¿Qué necesitas?

— Necesito tu ayuda, quiero hacer algo por Lydia con el apoyo de Galilea y Dalila. Tú estás al tanto de la situación de su hermano y ninguna de nosotras queremos ver a Lydia estancada en el pasado y pensamos que si logramos que él hablara con ella o que al menos le escribiera, podrían empezar a sanar heridas.

— Me parece muy bello que ustedes se preocupen tanto por su amiga. — Inquirió. — Estaba hablando con el padre de Lydia, estábamos viendo algo sobre un cargamento de armas y me dijo que él quería hablar con su hijo, pero que no encontraba el valor. Les voy a dar la información sobre dónde está el hermano de Lydia y le diré a su padre para que vaya con ustedes.

— Gracias papá. — Le dije cuando lo abracé.

— Lo que sea por mis hijos.

Ya estaba con el padre de Lydia junto a Galilea y Dalila en la prisión donde se encontraba el hermano de Lydia.

Esta prisión estaba bajo el control de los DeSantis. De hecho teníamos unas cuántas prisiones en el mundo donde las leyes no aplicaban y nos pagaban para llevar a personas para hacerlas pagar por sus crímenes, pero siempre verificábamos que fueran personas que si hicieron algo malo. Personas con mucho poder recurrían a nosotros para hacer el trabajo sucio. Eran como la prisión a la que me ingresaron hace cinco años, una prisión que hasta el día de hoy desconozco a quien pertenece.

— Hola. ¿Cómo está? — Le dije a unos de los guardas de la prisión.

— Muy bien señorita DeSantis, gracias. ¿En qué podemos ayudarla el día de hoy?

— Necesitamos hablar con el hermano de mi amiga Lydia, por favor.

El guardia nos guio por todos los pasillos, pasando por múltiples controles de seguridad hasta llegar a la sala de visitas privada donde ya se encontraba el tormento de la familia Vera.

El Juego ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora