Advertencia: hay escenas subidas de tono en el capítulo. De hecho creo que me pasé con ellas. Para las personas sensibles con respecto a ese tipo de contenido se recomienda no leer esa parte. Lean bajo su propia responsabilidad. Sin más que decir, ¡disfruten!
HadesCreí que nos íbamos a dirigir al sofá, pero no. Atenea tenía otros planes.
— Solo piensas con la polla, Hades —dice Atenea divertida. No lo iba a negar, solo estaba pensando con ella en estos momentos.
— Juega con mi mente entonces. Sé que te encanta.
— Touché. ¿Un solo encuentro te bastó para saber eso?
— Eso y además sé mi potencial.
— Uy, pero bájale al ego o te terminarás lastimando cuando caigas de esa nube que tú mismo te creaste.
— Habló la reina, ¿no?
— Sangria Wine, muy buena canción —dice ignorando lo anterior dicho —. Lo que necesito ahora es bailar, con o sin tu permiso me voy abajo. — La situación es muy irónica, dice querer irse a bailar, pero al tiempo me provocaba poniendo su mano en mi hombro deslizándose por mi pecho y jugando con el cuello de mi camisa y desabotonándola.
— Si no vamos a follar no me tientes, soy capaz de retenerte y hacerte mía hasta que no puedas caminar.
— Ya lo veremos. — Me dio un beso candente, dejándome hipnotizado. — Te propongo algo, vamos a una sala donde hay más personas, disfrutemos el momento, voy a bailar un rato y luego voy a ser toda tuya.
No tuve tiempo de responder cuando Atenea me arrastró fuera.
«Lo que soporto por una buena follada.»
Llegamos a un salón mucho más amplio en el segundo piso y teníamos una excelente vista al lugar de abajo gracias a las paredes de cristal. Nos sentamos en la mesa, Atenea alcanzó dos copas de champán.
— Con la intensidad de nuestro primer encuentro veo necesario estar un poco anestesiados por el alcohol.
— ¿No crees soportarlo? — Le pregunto a Atenea, pero ella volvió a ignorarme. La conversación continuó, los dos decíamos cosas muy banales, sin importancia alguna.
Escuchaba a varias personas hablando italiano justo como yo lo hacía con Atenea, era algo de esperarse al estar en el club de los DeSantis. Según ella cuando hablaba italiano, era muy sensual.
Un mayordomo me sacó de mis pensamientos, llevaba una bandeja de plata. Atenea curiosa al igual que yo miré el contenido: cocaína. La droga blanquecina, dividida en veinte filas ordenadas, cubrían toda la bandeja. Atenea se levantó y suspiró fuerte a modo de queja al ver el polvo blanco.
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El Juego Prohibido
RomansaIris DeSantis es el mito que recorre el bajo mundo. Ella es la personificación de la guerra, el poder y el dominio. Fue entrenada desde pequeña en el régimen del Consejo, una organización nacida de la unión de los cabecillas de las mafias más podero...