Capítulo 57. En casa

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Capítulo 57. En casa

El atardecer el Yunmeng era hermoso durante todo el año. Con los bellos y amplios ríos viéndose alrededor, eran como grandes serpientes rodeando las montañas bajas que estaban a lo lejos. La puesta de sol era un evento que muchos disfrutaban en Lotus Pier, viendo los hermosos tonos rojos y naranjas cambiando a tonos púrpura como el emblema de los Jiang, las linternas rojas eran encendidas en los puertos, dejando ver las siluetas de los botes en los muelles, la actividad del pueblo no disminuía, todo seguiría tan despierto como a media mañana.

Los Jiang disfrutarían de los festivales, o los pequeños eventos locales, los líderes de secta solo hacían aparición en eventos importantes, en otros más mundanos, los jóvenes maestros y discípulos irían a jugar al pueblo con otros niños, comiendo bocadillos callejeros, viendo los espectáculos de los malabaristas o los discípulos de Yunmeng solían retar a aquellos hombres que rompían rocas en sus cuerpos, solo para burlarse de ellos y su propia fuerza como cultivadores.

Si no había tales atracciones, los Jiang compartirían la bella puesta de sol con té y bocadillos suaves en el pabellón favorito de Madam Yu, contando su día a día, sobre las cartas de sus amigos de otras sectas, entre otras cosas.

Bellos momentos, inolvidables recuerdos, de tardes cálidas con un hermoso paisaje de limpias aguas decoradas con las diversas flores de loto y los grandes nenúfares donde solían ver pequeñas ranas saltando a los lagos.

Pero esa hermosa vista no era más que un recuerdo. Wei WuXian vio la puesta de sol, no era nada más que rojo por todas partes, no había actividad en el pueblo, muchas casas estaban destruidas, así como muelles rotos y botes encayados. Fue doloroso ver como el hermoso campo de flores de loto no eran más que ramas secas, oscureciendo y manchando el lago. Ni siquiera en otoño se verían así los lotos marchitos, solo daban una sensación de cambio, pero el clima cálido permanecía.

Ahora, a pesar del rojo por todas partes, hacía mucho frío. No había luces, no había niños corriendo, no olía a comida callejera. Solo silencio, la ciudad estaba a oscuras, apenas y se escuchaba el tranquilo flujo del agua, y no olía a nada más que cenizas y muerte.

Apretó los puños, la ira lo invadía. Sus ojos de color carmesí vieron la entrada principal, la gran puerta que solía ser elegante y bellamente tallado y pintado con el emblema del loto de nueve pétalos, era cubierto por una gran bandera del sol.

Vio a dos alfas, no muy lejos de su escondite entre las sombras de los pocos árboles que habían sobrevivido. Acosaban a una joven beta, era pequeña y delgada, posiblemente un par de años más joven que él, gritaba y lloraba por piedad mientras esos brutos tiraban de su cabello e intentaban quitar la faja de su vestido.

Ah, la recordaba. Esa niña solía ir la entrada para invitar a todos al patio de su abuela para ayudarla a recolectar bayas yangmei* para la venta de su licor casero, a cambio ellos podían comer todas las bayas que pudieran.

-¡Déjenme! No soy una omega- Lloró la jovencita.

-¿Y eso qué? Eres muy...

La jovencita levantó la mirada confundida, su cabello y vestido ya no eran alados, y el silencio reinó. Por un momento vio con horro como los hombres que la acosaban, ahora se encontraban con los brazos amputados y abandonados en el suelo, un brazos sangrante salía de la boca de cada uno de ellos. Casi gritó horrorizada cuando una mano delgada y fría intentó ayudarla a levantarse.

-Está bien- Los ojos carmesí, el rostro delgado y carente de emociones la confundió por un momento, pero ella conocía esa voz, así como ese listón rojo.

-Wei- qianbei- La jovencita lloró aliviada, aferrándose a esa mano- Está de vuelta. Mi abuela, todos... yo...- La pobre no dejaba de llorar.

-Estoy de vuelta- Sonrió suavemente, sin perder el brillo carmesí de sus ojos- Reúne a todos los que puedas y escóndase en el bosque oeste, no entren al agua, aléjense de los ríos.

El omega de Yunmeng JiangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora