Capítulo 5. ¿Mío? ¡Mío!

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Capítulo 5. ¿Mío? ¡Mío!

Cuando los Nie se marcharon, Wei Ying prometió a su nuevo amigo en enviarse cartas para contarse los chismes del día, claro que lo dijeron en susurros antes que los mayores no se dieran cuenta de su diversión a expensa de otros. Y claro que la primera carta que Wei Ying le envió a HuaiSang fue sobre su dulce venganza, y todo gracias a su ayuda. Wei Ying podía asegurar que su amigo era un genio cuando se lo proponía, pues sin su plan él no había podido hacer esa venganza tan genial, el simplemente pudo aventar una canasta de huevos sobre la cabeza de esos bobos, pero no, HuaiSang le dijo cómo y dónde atacar para crear un perfecta reacción en cadena que los dejaría, no solo humillados, sino darles un susto de sus vidas.

Los días en el embarcadero de Loto, se vieron más relajados, pues al fin los hermanos habían hecho las pasases. Dado esto, los alfas que solían buscarle pelea a Wei tuvieron que abstenerse a acercarse al omega por mientras, pues en el pabellón de estudio era imposible molestarlo, con Jiang Cheng a su lado y detrás de ellos ese par de alfas que no se alejaban de ellos ni a luz ni sombra, y ni hablar del profesor en turno. Intentaron intimidarlo discretamente (ignorando que Wei Ying era la mente maestra detrás de su vergonzosa apariencia días atrás), mostrando que ellos sabían más que el omega, pero cuando sus respuestas no satisfacían al profesor, llamaba a Wei Ying para dar la respuesta correcta, impresionando e irritando a la mayoría en partes iguales.

Wei Ying ya no iba a los entrenamientos, ni ahora que se había reconciliado con Jiang Cheng, seguía dentro del pabellón de estudio hasta las tres de la tarde, y luego desaparecía hasta la hora de la cena. Estos alfas intentaron buscarlo, pero su propio entrenamiento no les permitió explorar los alrededores, y si preguntaban del paradero entre varios, nadie sabía, ni el mismo Jiang Cheng estaba enterado de lo que hacía su hermano.

Eran contados los días en que veían al cuarteto corriendo y jugando por el muelle, en el pueblo cuando hacían algunos encargos o huyendo de algún adulto al verse descubiertos por sus travesuras, siempre lideradas por Wei Ying. Pero la tensión entre Jiang y Wei había desaparecido como si nunca hubiese estado ahí.

Después de casi dos meses, Wei Ying y Jiang Cheng habían vuelto a enfrentarse, el omega con los brazos cruzados y el ceño fruncido, y el alfa echando chispas desde sus puños, gruñendo bajo y amenazador al que se ocultaba a espaldas de su hermano omega.

-Ya quieres calmarte, Jiang Cheng- Puso los ojos en blanco, al sentir las manos de HuaiSans en sus hombros mientras temblaba- No me está haciendo nada.

-La última vez te dejó solo en el pueblo.

-Técnicamente yo lo dejé varado mientras corría- Entrecerró los ojos aburrido. Suspiró- Ya olvida eso, y deja que se una a la práctica, yo estaré con ustedes esta vez.

-Si entra a la práctica, no me haré responsable de sus huesos rotos- HuaiSang soltó un chillido nada masculino ante la idea de que le rompan alguno de sus huesitos.

-Jo... Joven We... Wei...

-Calma, practicarás conmigo, no seré duro contigo- Le sonrió intentándole dar confianza. Escuchó a su hermano gruñir de nuevo, no pudo evitar escupir una carcajada mientras saltaba hasta quedar frente a Jiang Cheng y envolver sus brazos alrededor de su cuello- Si sigues frunciendo así, te volverás viejo antes.

-Umm- Resopló y volteó el rostro mostrando su indignación. Pero su molestia duró poco, de repente sintió algo suave y ligeramente húmedo en su mejilla, sonrojado volteó a ver a su hermano.

-Eso, relaja tu cara. Eres muy lindo para que tu cara se llene de arrugas- Ladeó el rostro al ver que Cheng no decía nada, solo se le quedaba viendo sorprendido y sonrojado- ¿Qué? ¿Te gustó?- Esa era la primera vez que Wei Ying besaba a Jiang Cheng, pensó hacerlo para molestarlo, pero algo en su interior se revolvió al ver a su hermano con una cara diferente a su cara de limón chupado- ¿Lo hago de nuevo?- Dijo con una voz suave, entrecerrando los ojos coqueto.

El omega de Yunmeng JiangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora