Capítulo 25. Lo entendí. Aquí estas.

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Capítulo 25. Lo entendí. Aquí estas.

La noche había pasado muy rápido para su gusto, dormir con Wei Ying ya era solo un dulce recuerdo de su infancia. Desde que sus padres le habían hablado de su naturaleza y la de Wei Ying, sus camas habían sido cambiadas, ya no compartían su dormitorio y les era prohibido compartir cama, aun si en secreto Wei Ying se colaba a su habitación en medio de la noche o por el simple hecho de que buscaba su protección.

Esa dulce infancia donde su naturaleza no tenía tanto poder sobre sí mismo, y todo era más fácil. Y ahora que lo pensaba con el calor de las sábanas, el cálido cuerpo semi vestido se enredaba sobre el suyo y el dulce aroma a melocotones le embriagaba, se dio cuenta que todas las señales estaba ahí. Desde sus juegos de perseguir al otro, de molestarse entre ellos, el gusto por mantenerse unido ya sea de las manos o por un abrazo, perfumarse con sus feromonas bañados en leche y miel.

El dolor que sufrió al estar separado esos casi tres años, el calor y dolor de su cuerpo al pasar su celo en completa soledad y pobremente consolado por las pocas prendas que le traían desde Meishan Yu o GuSu Lan. Pero nada lo había desesperado tanto como la falta de experiencia en su joven y hormonal cuerpo para poder controlarse. Lo intentó, una y otra vez, usando prendas usadas por Wei Ying, meditó y trató de mantener a su segundo género bajo control, pero cada vez que fallaba, solo podía gritar, llorar y romper todo lo que estuviera a su paso.

Muchos le temieron ese año y medio de reclusión, Li Rong y Hua Qiang fueron los más comprensibles, y a pesar de verse amenazados por su propia alfa, se mantuvieron a su lado. Su padre le dio consejos, lo cuidó y consoló, lloró más de una vez en su regazo, lloró ante la impotencia de no poder controlarse y no poder ser mejor para poder estar al lado de su omega sin dañarlo o intimidarlo, temía por qué Wei Ying pudiera enamorarse de otro alfa o beta, sabía que Wei Ying era alguien que atraía a las personas por su personalidad alegre y vivaz. Él le quería tanto, y perderlo le rompería en mil pedazos.

Para él, Wei Ying no solo era su omega destinado, su alma gemela. Fue su primer amigo, su hermano marcial, y en poco tiempo su primer amor. Nunca se lo dijo, sentía que era raro que al año pensó su corazón latir tan rápido como el batir de las alas de los colibrís, sentir esas nauseas al tener a Wei Ying tan cerca de él, esa paz y calma cada vez que él le abrazaba o mimaba sin siquiera pedírselo.

Wei Ying era torpe, realmente idiota, pero era parte de su personalidad y le gustaba a pesar de que muchos pensaran lo contrario. Ver a Wei Ying herido solo le hacía hervir la sangre, no le importaba si fuera por accidente o intencional, si alguien tenía el atrevimiento de lastimarlo o hacerlo llorar él mismo les partiría las piernas. Pero para eso debía hacerse fuerte, cada vez más fuerte.

Lloró, sangró y casi se desmayó en cada entrenamiento que su madre le instruía. Sabía que Wei Ying tenía un régimen de entrenamiento dado por su madre, uno duro y titánico, él no debía poner menos empeño solo por ser un alfa, él debía ser el más fuerte. Era el futuro líder de secta, debía ganar poder y aliados para proteger a Wei Ying, aun si él no quisiera, igual no era necesario que se enterara. Con que otros supieran que Wei Ying era su omega, o alguien importante en el peor de los casos que no lo cortejara, nadie se atrevería decir una palabra en su contra.

Su mayor temor se volvió realidad cuando en medio de su reclusión sintió que Wei Ying peligraba, no fue una vez, sino hasta dos veces. La primera no pudo estar ahí, y temió por la presencia de Lan Wangji, el alfa era conocido por ser el prospecto perfecto para cualquier omega, ver la relación íntima entre él y Wei Ying le hizo temer, no había persona que tuviera el valor de estar muy apegados al segundo Jade Lan por su expresión fría y seria, pero Wei Ying hacía digno el lema de Yunmeng Jiang, haciendo lo imposible, de volverse amigo cercano de Lan Wangji.

El omega de Yunmeng JiangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora