•Capítulo 4•

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Me desperté cogiendo todo el aire que podía, estaba llorando y sudada. Había tenido una pesadilla, como todas las noches desde que ocurrió lo del accidente.

Noelia seguía dormida y aún era de noche. Miré mi teléfono y eran las cuatro de la madrugada.

Genial.

Me levanté y me fui a la cocina, una vez allí, me quité la camiseta que llevaba como pijama y lo metí a la secadora. Mientras esperaba a que se secase la camiseta, me llené un vaso de agua y me senté en la mesa que había ahí.

Me estaba empezando a quedar dormida otra vez hasta que escuché una voz grave y ronca que me hizo volver a la realidad.

-¿Ayla?

Levanté la mirada y vi a Niko sin camiseta, solo con unos pantalones de chándal grises.

Malditos pantalones grises.

Noté como su miraba bajaba hasta mis pechos y se me quedó mirando fijamente.

-Mis ojos están aquí arriba. - Le dije sacándolo de sus pensamientos. Él me volvió a mirar a los ojos.

-Lo siento, es que no estoy acostumbrado a que la mejor amiga de mi hermana se presente en mi cocina en sujetador y sudada.

Me miré a mí misma y pude notar como mis mejillas se turnaban a un color carmesí. Mierda. Se me había olvidado que me quedé en ropa interior.

-Yo... Lo siento, he tenido una pesadilla y...- Intenté explicarme

-Te ves bien, sudada, digo, pocas personas consiguen verse bien siempre. - Me interrumpió con esa sonrisa torcida que le quedaba demasiado bien al imbécil. Tenía doble sentido, lo sabía.

-El caso - Intenté continuar ignorando el comentario que me había soltado. - Es que me he despertado sudando y puse a secar la camiseta. No quería despertar a Noelia para que me diese otra.

-Ven.

- ¿Eh?

-Que vengas a mi habitación, te daré yo una camiseta mía para que puedas seguir durmiendo, o por lo menos para que no andes en ropa interior. Vas a coger un resfriado.

-Es verano.

- ¿Quieres una camiseta o no?

Me levanté y Niko me hizo el escáner de las narices mientras sonreía de lado, me empecé a sentir insegura con mi cuerpo y me abracé a mí misma

-Las damas primero.

-Sigue soñando. - Iba en tanga y él lo sabía, sí quería tener un primer plano de mi culo tenía que ganárselo.

-Había que intentarlo. - Dijo mientras salía de la cocina.

Le seguí a su habitación y se tumbó en la cama con las manos en la nuca.

-Coge la que más te guste.

Le miré insegura y después al armario. Su armario estaba en frente de la cama, así que me daba la vuelta me vería hasta el alma.

-¿Podrías darte la vuelta?

-Tranquila, no voy a mirar.

-Repítelo hasta que te lo creas, ahora, date la vuelta.

Él soltó un suspiro y se puso boca abajo. Me di la vuelta y cogí rápidamente la primera camiseta que vi y me la puse. El olor de Niko impregnó mis fosas nasales, olía muy bien, podía estar horas oliéndolo. Era una camiseta azul clarito con una pequeña rosa bordada en el lado derecho, arriba y casi me llegaba hasta las rodillas.

Solo tú [Solitarios#1] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora