-Papá, ¡Papá! -Gritaba una versión mía de seis años.
- ¿Qué coño quieres? ¿No ves que estoy mirando el partido? -Respondió papá, enfadado.
- ¡Mira! -Le dije ilusionada mientras le enseñaba mi disfraz de princesa. -Mamá me lo ha comprado hoy, ¿te gusta?
-No. Te ves horrenda. Ahora, cierra tu hocico y tráeme otra cerveza de la nevera. -Ordenaba mientras dejaba la otra lata vacía en la pequeña mesa de cristal con fuerza, causando que crujiese un poco.
-Pero ya has bebido cinco botellas hoy, mamá dice que eso no está bien y...
- ¡Tu madre es una idiota! Cállate pequeño engendro y haz lo que te ordeno.
-No, eso no está bien, tú no estás bien. -Luchaba contra él.
- ¿Qué acabas de decir? -Decía mientras se levantaba con furia. Yo me encogí intimidada ante su tono.
Papá alzó su mano para darme un bofetón, sin embargo, se detuvo y suspiró para tranquilizarse. Yo me encontraba temblando del miedo a que pudiese hacerme algo.
-Tienes razón, ya he bebido mucho, lo siento. ¿Quieres jugar a algo, cielo? -Preguntó dulcemente mientras se agachaba apoyando sus manos en sus en las rodillas.
-Sí. -Dije ilusionada de que mi progenitor jugase conmigo por primera vez después de mucho.
-Vale, pero tenemos que hacerlo antes de que venga mamá del trabajo y no se lo puedes contar. Será nuestro pequeño secreto, ¿lo entiendes? - A lo que yo asentí con la cabeza. -Bien. Se llama "el juego de las cosquillas secretas", ya hemos jugado antes, vas a mi cuarto, te recoges el pelo con una trenza y esperas a que yo llegue. -Me explicó.
-Pero no me gusta ese juego, me hace daño.
-Serás puta. -Murmuró para sí. -Eso es normal al principio, ya verás que cuando juguemos más veces no te dolerá.
-Vale... -Dije no muy segura.
Hice lo que me pidió y esperé paciente hasta que llegase, pero tardaba demasiado, ya me había aburrido así que fui a mi habitación a jugar con mis muñecas. No había durado mucho porque papá entró dando un portazo, estaba rabioso.
Me levanté de inmediato, no quería que me pegase como hacía con mamá así que decidí hacer lo que me pedía.
- ¿Qué es lo que te había dicho?
-Que me quedase en tu habitación.
- ¿Y se puede saber por qué no estás ahí? -Cuestionó.
-Es que tardabas mucho y me aburría. -Respondí, apenada.
-Voy a tener que castigarte.
- ¿Qué? No, por favor.
- ¿Vas a hacer lo que papá te diga? -Yo asentí con la cabeza, energética. -Quítate la ropa -Ordenó a lo que yo obedecí. Papá se bajó los pantalones, se puso un globo en su parte baja y se tumbó en la cama conmigo debajo.
- ¿Por qué siempre te pones un globo? -Pregunté inocentemente.
-Porque es lo que hay que hacer. No grites, y recuerda, no le digas ni una palabra a mamá de nuestro juego.
No pude responder porque papá ya me había dado en mi vulva.
-Papá, me haces daño. -Lloriqueaba, pero me ignoró y siguió repitiendo el acto con más fuerza.
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Solo tú [Solitarios#1] [Completa]
RomantizmUna chica Dos chicos Un psiquiátrico Muchos traumas Y amor de sobra ¿Qué pasó con Ayla y París? ¿Y con Niko? ACLARACIÓN: Entiendo que no te guste la historia. Yo escribo porque a mi me entretiene y a la gente le gusta lo que escribo. Si esta histori...