•Capítulo 23•

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*3 MESES MÁS TARDE*

Hoy hacen tres meses desde que París se fue. El año ya había terminado y, por ende, otro comenzado. El primer mes fui todos los días para ver si me había llegado una carta, una llamada, una visita, algo, lo que fuese de París, pero no había nada. El segundo iba por lo menos una vez a la semana, pero este tercero y último dejé de hacerlo en absoluto. Al principio me autoconvencía de que aún era muy pronto como para que mandase algo, después de que, si las cartas no habían llegado por algún imprevisto y finalmente, me di cuenta de que a París se le había olvidado su promesa.

Intentaba negarlo, París no se olvidaría de mí, después de contarle todo lo que pasó con mi familia, mis pesadillas, mis traumas... ¿Se había olvidado de mi tan fácilmente? ¿Y si ya no me quería como él me dijo ese primer día de noviembre? ¿Y si había encontrado a otra persona con la que sí pudiese salir? ¿Había sido eso? ¡Tan fácil ha sido para él superarme? Si es que se le puede denominar como eso. O peor aún, ¿y si le ha pasado algo y por eso no puede comunicarse conmigo?

Me reconcomía mis pensamientos mientras daba vueltas por la pequeña sala mientras mordía mis uñas, sin llegar a romperlas. No podía parar. Me dije a mi misma que pasaría del tema, que me olvidaría de él igual que este lo hizo conmigo, pero ha sido bastante imposible desde que esa última pregunta llegó a mi cabeza.

-Ayla, querida, ¿qué es lo que te consterna tanto? -Me cuestionaba Melissa.

Había cogido mucha confianza con ella en estos últimos meses. Se sentía bien saber que alguien te escucha, aunque no lo haga realmente, solamente te deje hablar y expresarte sin que tengas miedo a que te critiquen o te traten como loca, por mucho que lo esté.

Le conté todo, sí, todo. Mi padre, París, Emily, mis traumas, pesadillas, mi amor hacia el dolor físico, todo, aunque me salté los detalles del accidente. No me siento lista para contarlo, aun cuando se lo conté a París, cosa que me arrepiento por momentos. Seguramente ahora se esté riendo y bufando de mis problemas mientras yo lloro por él como una inútil, si es que sigue vivo.

No tenía pensado contarle sobre los cortes que me hice la noche de la fiesta, pero, desgraciadamente, los acabó notando, aunque no mencionó nada al respecto a parte de una pequeña regañina y un castigo. También me dijo que, si no me volvía a cortar en los próximos tres meses, podría salir de aquí antes, me estaba sobornando, pero a este punto me da igual. Ya llevo un mes y medio de esos tres, y yo misma veo progresos.

- ¿Sabes algo de...? -No pude continuar la pregunta porque ella ya sabía de quien me refería.

-No, no sé nada.

- ¿Y si le ha pasado algo? -Respondí a su pregunta anterior.

-Ayla, ya hemos hablado de esto. París ya no forma parte de tu vida, por lo menos temporalmente. No lo necesitas para vivir.

-Pero él es importante para mí. -Me justifiqué

- ¿Por qué lo es tanto?

-No lo sé, solamente le necesito.

-Lo que tienes son problemas paternales. Por falta de amor de padre necesitas la dependencia emocional de un hombre para sentirte bien contigo misma.

-Genial, otro trastorno más para la lista. -Ironicé

Tengo diagnosticado: ansiedad, depresión, Trastorno de Estrés Postraumático, un trastorno masoquista, dependencia emocional y, a partir de ahora, también problemas paternales. Básicamente, estoy sana como una manzana mentalmente. Tengo pastillas y medicamentos para todo ello, que supuestamente me van a ayudar, según lo que mi psicóloga dice.

Solo tú [Solitarios#1] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora