•Capítulo 44•

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Abro los ojos y lo primero que veo es a un París con los ojos cerrados y una respiración lenta y tranquila. Tenía una mano en mi cintura y una pierna entre las mías. Me estiré para agarrar mi teléfono, lo más cuidadosa posible para no despertar al chico que dormía plácidamente a mi lado.

Las ocho de la mañana.

Aún era pronto, me aparté como puede de París, el cual se quejó levemente de mi falta de presencia pero sin llegar a despertarse. Me dirigí al baño para ducharme y vestirme. Me estaba arreglando el pelo cuando en el espejo vi a Mario y María, los hermanovios. Cerré los ojos y respiré profundo varias veces.

«Soy esquizofrénica, no es real. Soy esquizofrénica, no es real»

Me repetía constantemente para intentar tranquilizarme. Me di la vuelta para volver con París, volver a sentirme segura a su lado. Cuando abrí los ojos para alcanzar el pomo de la puerta, los vi en frente mío, a los dos. Retrocedí dos pasos, intentando escapar, cosa inútil.

- ¿Qué es lo que queréis de mi?

-Nosotros solo cumplimos nuestra tarea. -Respondió María.

- ¿Vuestra tarea?

-Avisarte. -Habló esta vez el chico.

-De que la muerte viene a mi el dieciséis de agosto de color rojo. Ya lo tengo claro, pero, ¿por qué os aparecéis a cada rato?

- ¿Aún no lo sabe?- Le pregunto Mario a su hermana, o novia.

-Ella nos manda. -Respondió la chica.

- ¿Ella? ¿Quién es ella?

-Tu protectora.

- Todo esto es falso, soy esquizofrénica. Nada es real. No sois reales.

Ambos me miraron neutros, no parecían ni reales.

-No pierdas tu tiempo en estupideces, Ayla, no sirve para nada. -Habló la chica.

-Vale, ya que sois reales, supuestamente, ¿Quién es mi protectora?

- ¿No se te ocurre nadie?

Sí, había alguien, pero era imposible.

-No, nadie.

- No te mientas a ti misma, Ayla, sabes perfectamente de quien se trata.

- ¿Os manda mi madre? -Pregunté, con miedo de la respuesta.

En ese instante, la voz de París llamando mi nombre me distrajo. Los hermanovios aprovecharon ese instante para desaparecer dejándome la pregunta sin respuesta.

- ¿Ayla? ¿Estás ahí? -Preguntó mientras llamaba a la puerta con los nudillos.

Yo la abrí en ese momento y mi novio se me quedó mirando con una sonrisa torcida.

-Buenos días. -Me saludó con un beso, agarrándome por la cintura para bajar hasta mi culo y darle más intensidad al beso.

- ¿Ya te has puesto así? Son las nueve de la mañana.

- ¿Qué hay de malo? -Se encogió de hombros.

-Que te huele el aliento. Dúchate y lávate los dientes, hormonal.

Le di en beso en la mejilla y me alejé de él, dejándolo en el lugar. Escuché como el agua de la ducha corría y yo decidí mojarme los pies en la piscina mientras tanto, hasta que me llamó Noelia.

-NENAAAAA. -Chilló al otro lado de la línea.

-Son las nueve de la mañana, ¿de dónde sacas la energía?

Solo tú [Solitarios#1] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora