•Capítulo 31•

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Especial 3/7

El irritante sonido de mi teléfono recibiendo una llamada retumbaba por toda mi habitación.

- ¡¿Qué?! -Grité mal humorada a la otra persona.

-Ayla, soy Mila. -Noté como el corazón se me había acelerado.

-Ho-Hola, disculpe de verdad.

-No te preocupes, cariño. Quería comentarte algo, ¿podrías venir a casa ahora?

-Eh, sí, sí, claro. -Respondí dudosa.

-Perfecto, París pasará a buscarte en media hora.

-Sí, claro.

Colgué el teléfono y me quedé pensando un momento que acababa de pasar.

Me metí a la ducha y cuando salí me puse un vestido ajustado blanco con pequeñas flores azules. Ese vestido me hacían más curvas que una rotonda y me sentí un poco insegura. ¿No estaría enseñando mucho? Al fin y al cabo iba a visitar a la madre de París, ¿No debía ir un poco más conservadora?

Decidí no darle más vueltas al asunto y me puse mis zapatillas blancas. Me estaba peinando cuando me llegó un mensaje de París avisándome que ya estaba abajo. Aún no había terminado de prepararme así que le avisé que estaría en cinco minutos.

Treinta segundos más tarde, la puerta de mi habitación se abrió dándome a la vista al chica con ojos bicolores.

-Te dije que estaría en cinco minutos.

-Me he criado entre mujeres, cinco minutos es equivalente a media hora.

Suspiré mientras me ponía los pendientes.

- ¿Esta es tu habitación? -Preguntó el chico mientras se tumbaba en mi cama.

-Supuestamente.

El chico estuvo husmeando por el cuarto mientras me maquillaba, cosa que no me importó mucho.

- ¿Esta es tu madre? -Preguntó mientras cogía el pequeño marco que había sobre mi escritorio. Era una foto de cuando era pequeña donde ambas vestíamos el mismo pijama, estábamos riendo mientras mi madre me abrazaba. -Eres idéntica a ella.

-Siempre me han dicho lo contrario.

-Nah, están todos ciegos. Tenéis la misma sonrisa y la firma de la nariz.

Me levanté para apreciar la foto, el chico tenía razón. Nunca me había dado cuenta de esos detalles.

- ¿Te gustaría conocerla? -Cuestioné.

- ¿Qué?

Pensé de nuevo la pregunta y me di cuenta de la tontería que había dicho.

-Nada. -Negué apartando la mirada.

El chico me cogió de la barbilla para volver a mirarlo.

-Me encantaría. -Posó un dulce beso en mis labios a lo que yo sonreí. Seguido de eso bajó su mirada hacia mi vestido con una sonrisa pícara mientras bajaba su mano por mis curvas hasta mi cintura. -¿Cómo es que no sabía de la existencia de este majestuoso vestido?

Rodé los ojos ante su exageración.

- ¿No crees que es demasiado?

-Totalmente. Creo que te verías mejor sin nada de ropa en general.

-Lo digo en serio, voy a ver a tu madre, no a bailar un estriptis.

-Ya me gustaría a mi que hicieras eso. -Murmuró. -Estás perfecta, amor.

Solo tú [Solitarios#1] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora