Sam.
Lunes, 10 de Septiembre de 2012.
- ¿Entonces sustituyo el valor por la equis en la derivada y... es la pendiente de la recta tangente en ese punto?- preguntó Justin junto a mí, ladeando la cabeza y mirándome fijamente con sus intimidantes ojos cafés.
Y a pesar de que no nos tocábamos o rozábamos estábamos demasiado cerca uno junto al otro, sentados en una de las mesas de la pequeña biblioteca del instituto. Podía sentir su fuerte y suave perfume de hombre que me hacía cosquillas en la nariz, y enloquecía a las mariposas en mi estómago.
Oh Dios, ¿por qué me sentía así?
- ¡Exacto!- le dije, dedicándole una sonrisa, que había salido nerviosa y tímida.
- ¡Genial, ya creo que estoy entendiendo cómo funciona esto!- exclamó él sonriéndome, y no sé por qué, pero en ese momento me pareció la cosa más linda que había visto en mi corta vida.
Dios mío, ¿por qué pensaba en eso?
- Ya hasta seré mejor que tú en mate- bromeó, golpeándome levemente con el codo, y yo solté una risita.
Era por la tarde. Nos encontrábamos en el instituto aún, y como habían faltado varios profesores, Justin me pidió que le explicase en la biblioteca la última clase que habíamos tenido de Matemáticas. Como se acercaba un examen, él no quería reprobar, y yo quería ayudarlo a no hacerlo.
Con su sonrisa, él levantó la mano de golpe y yo me eché para atrás, asustado. Después me dí cuenta de que él solo quería que se la chocara.
- L-Lo siento...- musité con incomodidad, y miré hacia un lado de la mesa.
Me sentía patético, nervioso, avergonzado y un poco asustado. Aún me costaba entrar en confianza con él. Además, nunca antes había tenido un... amigo.
Espera, ¿eso sentía que él era para mí?
Pude sentir que él clavó sus ojos sobre mí, pero no dijo nada. Por eso yo volví a hablar y miré al frente con una sonrisa nerviosa, pues el momento entre los dos estaba siendo agradable y yo no quería arruinarlo...
- Bueno, ya que estás aprendiendo- dije, en un tono un poco bajo-. ¿Por qué no pasamos a realizar el ejercicio veintidós entonces?- tomé el libro, y pasé la hoja a la siguiente pagina llena de números.
Me sentía nervioso. No podía mirarlo a la cara. Él no decía nada, ni una palabra, y yo sentía que me estaba mirando con fijeza.
- Se ve complicado, lo sé- dije suavemente, con la mirada clavada en el ejercicio del libro-. Pero es muy fácil.
Tomé mi lápiz y mi cuaderno, y comencé a resolver los números para después explicarle a Justin. Estaba absorto en resolver el ejercicio, con una leve sonrisa. Y él no dejó de mirarme fijamente, y aún así no dijo ni una palabra.
- Ves, está muy fácil- le dije, moviendo mi lápiz de aquí para allá sobre la hoja de mi cuaderno.
Entonces él me llamó.
- Sam- me habló, suave y dulce.
Sabía que no haría una pregunta sobre el ejercicio que realizaba, y por eso lo ignoré, y continué moviendo el lápiz.
- Sam- volvió a llamarme.
Continué resolviendo el ejercicio, ya estaba a punto de terminarlo.
- ¡Sam!- repitió con un tono más alto y grave.
Entonces me tomó de la mano para que me detuviera y lo mirase. El corazón me dio un vuelco, y sentí una leve capa de sudor cubrirme las manos.
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Frágil ©
Mystery / Thriller- Sam, ¿te has masturbado alguna vez? - Masturbarse es pecado, Justin. Madre me lo dijo. ADVERTENCIA: Mis libros contienen temas inquietantes. Esto incluye gore, asesinato, secuestro, asalto sexual (solo lo toco, nunca entro en detalle, pero se reco...