Capítulo 17: Noticia siniestra.

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Justin.


- ¿Por qué la ha llamado sin mi supervisión, Fitzgerald?- le replicó el Sr. Porter, con un tono estupefacto y enfadado.

Él sabía que Alice Pride era el diablo, y la maldita de Fitzgerald las había cagado.

- Porque era el deber ser- le respondió la anciana, sin escrúpulos-. Es la representante del menor agredido, y debía ser citada a su oficina para hablar sobre la situación director Porter.

Mierda. Mierda. ¡¿Qué había hecho, maldita sea?! ¡Mierda!

- ¡Pero no puede llamar a nadie sin mi autorización, Fitzgerald!- le contestó Porter, frunciendo el ceño de preocupación.

La jodida vieja hizo oídos sordos y se cruzó de brazos; como sí estuviese un poco disgustada por la reacción del director Porter Y entonces, Sam finalmente reaccionó, y se apartó de mí con brusquedad. Sus ojos estaban humedecidos, y su rostro se había desencajado de total terror.

- ¿Qué... Qué han hecho?- susurró sollozando, mirando a los profesores con el rostro ensangrentado lleno de pánico.

- Sólo llamé a tu madre para que se enterase del bullying que sufres aquí, jovencito- le respondió la vieja, con poca compasión para el rostro de pánico y desespero de Sam-. Era lo correcto.

Sam meneó la cabeza con violencia, y cubierto de pánico total comenzó a buscar con los ojos su bastón metálico por la fuerte sangre del suelo para poder levantarse. Y cuando lo encontró, lo ayudé a levantarse y él me apartó fuera suyo, y yo lo entendí. Su mamá y yo no habíamos tenido una buena primera impresión, ella me llamó pecador, y yo pensé que era una demente. Y no era buena idea que ella me encontrase muy cerca de Sam. Por eso me alejé del pequeño a una distancia considerable; junto a los profesores; quienes miraban el comportamiento de terror de Sam sin saber por qué se mostraba así.

- No, no, no, no- sollozó Sam, meneando la cabeza con violencia sin parar.

El corazón se me encogió, y sólo quise abrazarlo fuerte.

- Tranquilo, Sam. ¿Qué sucede?- interfirió con tranquilidad uno de los profesores, y Sam lo miró con terror sin parar de menear la cabeza con pánico.

- ¡No, no, no, no!- gritó Sam, sin detener el movimiento de pánico y terror de su cabeza.

El Sr. Porter se acercó al pequeño con total preocupación en su rostro y lo sujetó de los hombros para tratar de tranquilizarlo, pues estaba muy alterado.

- Sam, ¿quieres volver a casa? Eres libre de irte sí gustas, te haré un pase para que te tomes varios días libres de descanso por esta traumática experiencia- le habló dulcemente el director, compasivo.

- N-No, ya es tarde- murmuró Sam entre dientes, y se apartó del Sr. Porter de golpe.

Y en ese momento el sonido autoritario y severo de unos fuerte tacones se escuchó a la distancia y todos nos quedamos paralizados cuando esos pasos de tacón nos hicieron anunciar la llegada Alice Pride.

Sam dejó de menear la cabeza con violencia, y se quedó inmóvil junto a los casilleros, con la mirada llena de miedo y sumisión. Entonces, su rostro se desencajó por completo cuando miró; como todos, como una mujer esbelta y fuerte cruzaba hacia este pasillo con una mirada espeluznante y ojos enormes.

Era Alice Pride.

Había aparecido finalmente. Vestía un abrigo de tela con un suéter cuello de tortuga negro. Calzaba los mismos tacones que eran muy elegantes, pero a la vez muy antiguos y anticuados para ésta época. Además, no le lucían a una madre tan joven como ella, pues la madre de Sam no estaba para nada arrugada. Incluso podría jurar que todavía no había llegado a los cuarenta años.

Frágil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora