Justin.
Lunes, 03 de Septiembre de 2012.
Presente.
- ¡Justin déjame peinarte, y no te muevas!- exclamó la abuela May por quita vez consecutiva, tratando de domar mi rebelde cabello negro con un cepillo mientras que yo yacía sentado en mi cama listo para ir al instituto.
- Es que no quiero que me peines, ya soy lo bastante grandecito para hacerlo yo solo, abuela May- le contesté soltando un bufido y cruzándome de brazos-. Además, ¿por qué te dio por peinarme?
- ¡Shhh!- me ignoró por completo, y siguió absorta con mi largo cabello-. Eres mi bebé aún Justin, así que me dejarás tratar con tu cabello- dijo dulcemente, y yo me rendí, dejando que la abuela me dejara cómo niña antes de ir al preescolar.
- Es tan ridículo esto- murmuré con una pequeña mueca.
- Es ridículo que no te dejes peinar con la abuela May- la voz de mamá me sobresaltó, y al echar un rápido vistazo la vi entrando a mi habitación. Supongo, que para apoyar la maldad de mi abuela.
- Tengo mis razones- le respondí a mamá, y ella soltó una risita-. No quiero parecer una niñita.
- Oh hija, qué mal que mires esta situación tan... vergonzosa- comentó la abuela sarcásticamente, conteniendo unas risitas mientras seguía jugando con mi pelo.
- No es vergonzosa, es más bien divertido ver cómo peinan a Justin- habló mamá, y ambas soltaron carcajadas.
- Ya paren con sus bromitas, yo sigo aquí- carraspeé al hablar con el ceño levemente fruncido mirando fijamente hacia mis pies.
- Oh mamá, ¡mira!- soltó mi madre, señalando mi cara con emoción y la abuela inclinó la cabeza para verme-. Se ha puesto rojito, ¡esto merece una foto!- chilló como una adolescente, aplaudiendo.
- ¡Nada de fotos!- gruñí, pero fue demasiado tarde para cuando el flash del celular de mi madre me dejó perplejo.
- Oh, oh, mira mamá- le dijo mi madre emocionadisima a la abuela May, enseñándole la horrible foto que me había tomado-. Para tener diecisiete años se ve muy adorable.
- Qué precioso sale mi hijito- le respondió la abuela apretándome las mejillas como siempre, mientras yo seguía bajo perfil-. ¿Aún tienes el álbum de fotos en dónde sale vestido de un marinerito?
- ¡Claro! Ven a verlas- chilló mamá dando un salto de emoción, y tomando a la abuela de la mano para llevarla fuera de mi habitación con una sonrisa. Y aunque, ya me había librado de la abuela y su obsesión con mi cabello no quería que volvieran a ver esas jodidas fotos.
- ¡¿Qué?! ¡No, mamá! ¡En esas fotos salgo desnudo!- les grité avergonzado, levantándome de golpe del colchón para ir detrás de ellas, e impedir que volvieran a ver eso.
Y aunque sabía que perdía el tiempo, esto lo valía. Además, era bastante temprano y mamá era quién me llevaría al instituto ya que no me quería confiar su camioneta por haberla tomado sin permiso... aquella vez. Ni mucho menos quería dejarme ir en bici.
Minutos después de haber estado tratando de quitarle el álbum de las vergonzosas fotos a mamá, y no haber podido. Esperé a que ella se arreglara para ir a trabajar y llevarme al instituto, ya que por haber tardado mucho perdiendo el jodido tiempo, ahora iba tarde a la primera clase que era Biología con una vieja muy amargada. Pero, aún así y por suerte, pude llegar al edificio a tiempo.
Entré al aula de Biología justo a tiempo, ya que a penas ingresé al salón el timbre sonó. A pesar de que todo estaba resultando normal para mi, ya que había podido evitar a Gabe y su grupo (quienes se quedaron afuera del edificio para no ver clases), con mucho éxito. Entonces, todo se fue al carajo al entrar a clase y ser recibido con la hermosa bienvenida de la srita. Fitzgerald.
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Frágil ©
Mystery / Thriller- Sam, ¿te has masturbado alguna vez? - Masturbarse es pecado, Justin. Madre me lo dijo. ADVERTENCIA: Mis libros contienen temas inquietantes. Esto incluye gore, asesinato, secuestro, asalto sexual (solo lo toco, nunca entro en detalle, pero se reco...