El tiempo todo lo cura y la locura es la medicina para aquellos que siempre van de puntillas.
La vida y sus putadas te enseñan a pisar fuerte, a mirar al frente y en las reglas del juego a superviviente hay que tener claro que en el campo de batalla nadie decide entre la vida o la muerte.
Quien diga que tiene las riendas de la partida miente, porque aunque seas el capitán de tu barco y gires el timón, es la tormenta quien decide tu destino.
Qué pena que no tengamos siete vidas y solo siete días a la semana para sonreír, seis noches para sentir y una para olvidar.
Para olvidar lo inolvidable, para encontrar la cura a la enfermedad, para borrar tus besos y nuestra tempestad.
Hace frío, y hoy vuelvo sola a casa. Me pregunto porqué el alcohol me aturuya la cabeza. Me hace ver que doy pasos de gigante, aunque en realidad me tropiezo con mi propia sombra y retrocedo por si al pisar atrás el tiempo también lo hace y me devuelve todo lo que me ha quitado.