Nunca seas el primero en decir te quiero,
ni el último en llegar en la segunda cita
porque nunca se sabe en dónde se debe dar el beso.
Sé siempre puntual aunque ella llegue tarde,
y ten paciencia cuando esos... "espera cinco minutitos más", acaben siendo veinte.
Y cuando aparezca dile que tiene el pelo muy bonito, porque seguramente sea el culpable de su tardanza.
No te enfades, porque si se pone guapa es para sorprenderte a ti y no al resto de babosos que la siguen con la mirada.
Si lleva escote háblala de lo bonitos que son sus ojos.
Si te dice que tiene ganas de matarte, piensa que no le importaría morir contigo en cualquier campo de batalla. Que aunque seas espada y escudo al mismo tiempo, ella se siente segura entre tus brazos.
Regálale tus mejores días, y complétalos con dosis de locura por las noches.
Siéntate a su lado cuando llore para hacer que sus lágrimas ácidas sean algo más dulces.
Acaricia su alma, haz de cada mañana de noviembre una tarde de mayo, de un día gris una hoguera, y de cualquier discusión la única reconciliación sincera que conozco, entre sábanas.
Sé payaso, escudo y aliento al mismo tiempo.
Consigue que se ría en voz alta.
Desnuda su conciencia y viste su orgullo.
Pinta su silueta en las calles de esta ciudad.
Haz que Madrid se ilumine con sus pasos, que deje huella en tu piel, que te cale hasta los huesos, hasta romperte.
Sé diferente.
Explica al mundo que se puede hacer feliz a una mujer sin necesidad de rosas rojas.