Yo no creo en el amor, pero creo en ti y creo en la posibilidad de convertir mi rutina en tu nombre, de despertar cada mañana con la ilusión de cuando es tu cumpleaños.
No me preguntes el porqué, pero el amor se va y hay algo que se queda. Siempre.
Y lo que se quedan son tus manos tatuadas en mi cintura, mis mejillas coloreadas de besos y tu olor, en todas partes.
Yo no creo en el amor, pero creo en la locura.
La locura de no saber ser sin ti, de seguir soñando contigo, de pensar que no quiero a nadie más en mi camino.
Llámenlo locura y no amor. Por favor.
