Soy feliz sabiendo que he sobrevivido al tornado de tus brazos, a tus idas y venidas de cordura, a tus manos llevándome a la Luna, a mis viajes al espacio, a mi locura recorriendo tu piel, al compás de unos versos que no riman, y lo seguimos llamando poesía. Por eso, aunque no rimes conmigo, y no pertenezcamos al mismo poema, te seguiré llamando amor, canción, arte, poesía, te seguiré queriendo aun sabiendo que nuestros besos ya no riman.