Esta es su historia:
Empezando por un pelo rubio, largo, brillante, abundante.
Una rubia de tantas, pero de tan pocas.
Quiero decir, de tan pocas como ella.
Lleva siempre los labios rojos y deja una marca roja a la vida cada vez que la muerde,
una mancha en tu mejilla cada vez que te besa
y una huella imborrable allí donde pisa.
Ella quiere vivir entre rascacielos, porque sueña con tocar las nubes con la yema de sus dedos,
conquistar cada centímetro de esas calles,
escalar el edificio más alto y saltar.
Saltar porque ella tiene alas, y vuela.
Se eleva como un ave, y cuando menos te lo esperas se consume, se aleja, se va.
Ella es así, pero siempre vuelve por si necesitas ese empujón, esa voz que te abra los ojos y te diga:
"Eh, todo va a salir bien, no seas tonta, que tú puedes con todo, que eres fuerte y ambas sabemos que las tormentas se terminan, y que a nosotras siempre nos ha gustado eso de pisar charcos, calarnos en alma y constiparnos, porque significa que estamos vivas"
Y después de su charla y de algunas lágrimas, yo la miro y sonreímos.
Yo siempre quise tener una amiga así, porque su turismo preferido está en mi sonrisa,
porque viaja y no cree en el destino.
Ella es así,
se ha hecho cómplice del viento y se deja llevar por el momento.
Esta es su historia.