Sabes a todo lo que recitaba Neruda,
a mis canciones bajo la ducha,
a caricias que no se pueden explicar.
Sabes a mi comida preferida,
que no es otra que tus besos.
Sabes a versos recién escritos,
a ronmiel.
Y es que cielo,
eres lo más dulce
y lo más ácido a la vez.