Me gusta quedarme callada cuando todo el mundo está hablando y me miran como si yo no tuviera nada que decir. Os digo ahora que admiro a los soñadores que siguen imaginándose un camino de flores aun en el siglo XXI. Y es que no hay ninguno que baje la mirada del techo ni limite las posibilidades de alcanzar la Luna algún día.
Comparto con todos vosotros el aire que respiro pero yo camino con tacones y mi meta no es la misma.
Me miráis con cara rara, pero estoy dispuesta a romper con vuestra rutina con una carcajada.
Amigos, o lo que seáis, gente que viene y va y que opina del corto de mi falda sin saber que para mí está prohibido ir tapando ilusiones.
Vuestra hipocresía no es más que lo común en esta sociedad, y a estas alturas os seguís alarmando cuando vuestro hijo se pasa al otro bando.
Qué pena me da vivir entre animales que se alimentan de la debilidad de los otros ("débiles por vivir abajo).
Pero NO, no por eso vamos a tragar cemento.
Tantos corazones corruptos como políticos enamorados. Enamorados de bolsillos llenos del trabajo de los que lo tienen vacío.
Norias que se mueven por dinero y no por ver reír a un niño; niños que nunca ríen porque el tiempo limita sus esperanzas y les hincha la barriga pero la siguen teniendo hueca.Cabezas de chorlito, egoísmo a punta pala, balas que se clavan en el pecho del hombre más inocente, del único que es consciente de la injusticia de la vida.
No es Dios señores, ese tema lo dejo para otro día, porque no se puede estar en misa y replicando lo que se les olvidó añadir al refrán.