Tratando de comprender el juego de quererte, me he dado cuenta de que en el amor el fin justifica los medios (o los miedos) También sé que las reglas no existen, que hay que apostar hasta que te sangren los bolsillos.
No darse por vencidos.
Buscar la revancha en tu boca, que me des por loca por ser una ludópata que se juega hasta lo que no tiene.
Quiero ganarte, apostarme que el Sol no sale todos los días, ganar una lotería de abrazos, y que la riqueza no se mida por billetes sino por mis ganas de volver a verte.
Quiero que sepas que sin embargo, yo no quiero valer la pena, quiero ser la única que te llena, la que te provoque esa sonrisilla de niño de cinco años.
Y ahora te digo: ¿y si jugamos a querernos? ¿qué me dices? ¿apostarías por lo nuestro?
