Secretos y Mentiras -Nada será igual- [COMPLETA] ✓

CAPÍTULO 2

Cinco meses después

Los fuertes vientos eran helados desde la mañana hasta la noche. Sin duda se acercaban los tiempos invernales. Comenzaba a hacer tanto viento que Darian llevaba doble playera de manga larga y una bufanda afelpada que aplastaba las puntas de su pelirrojo cabello. La chica apoyó su espalda en los casilleros cerrados que estaban al lado del de su amiga.

—¿Almorzarás con nosotros o estarás en la biblioteca otra vez?

—Mi profesor de matemáticas no llegó así que puedo aprovechar su hora para estar en la biblioteca —explicó—. Así que sí. Almorzaré con ustedes.

—Bien —contestó Darian, alegre—. Te veo en un rato.

Darian dio la vuelta para llegar a su clase de artes mientras que Harper avanzó por el lado contrario del pasillo y así entrar en la gran biblioteca. Subió las escaleras para el segundo piso y tomó asiento en un pequeño sofá que estaba al lado de una ventana que daba al parque trasero de la escuela. Sacó sus auriculares al igual que un libro ancho de pasta dura. Harper pretendía leer su libro al mismo tiempo que escuchaba música, pero un muchacho alto y de cabellera rubia la interrumpió de una manera tan agresiva que a ella le molestó.

—¿Qué estás leyendo? —preguntó el chico después de arrebatar el libro de las manos de Harper— Ah, ya veo. Es un librito de terror, ¿no?

—Devuélvelo, Daniel.

—¿Acaso es de la pila que te dejó el muerto?

—¡Dije que me lo devuelvas! —Exclamó estirando su brazo para alcanzarlo de las manos del molesto de Daniel— Ya basta.

—¡Ey! —exclamó molesto por el intentó de Harper— Yo decido cuándo te lo devolveré. A menos que aceptes salir conmigo y con mucho gusto te doy el libro.

—Qué asco.

Daniel arrojó el libro hacía el suelo para después acorralar a Harper con ambos brazos contra la ventana de la biblioteca.

—Sé que no quieres romper el corazón de tu amiga, pero debemos admitir que, entre tú y ella, tú estás mucho mejor —comentó Daniel mientras miraba el pecho de la muchacha—. Deja de hacerte la importante y acepta, Harper.

—Aléjate de mí —defendió. Seguidamente, la pelinegra dio un fuerte golpe en el rostro del chico haciendo que se alejase de inmediato y llevando su mano derecha a su nariz sangrante— ¡No vuelvas a tocarme!

De inmediato una mujer de estatura baja y cabello recogido en una coleta se presentó junto a los jóvenes.

—¿Qué es todo esto?

—¡Sólo le pedí el libro y me golpeó! 

—¡Él comenzó a molestarme! 

Para mala suerte de Harper, la mujer creyó más en la palabra de Daniel ya que era el más lastimado entre ambos adolescentes. Furiosa, envió a Harper a la oficina del director para explicar su pésimo comportamiento frente a su compañero y dentro de la biblioteca. Debían reportarlo a sus padres y debía quedar registrado en su expediente académico.

Harper salió de la biblioteca más que molesta, ni siquiera logró recuperar su libro.

—¿Ahora en qué te metiste, Harper? —cuestionó la mujer que se encargaba de recibir a los jóvenes antes de que entrasen a la oficina del director— ¿Hasta cuándo entenderás?

La muchacha alzó los hombros, desinteresada y con la mirada seria. Dos personas salieron de la oficina del director, se trataba de una mujer adulta y un chico alto de cabello negro al igual que Harper. La chica no aportó la mirada de él, ya que le llamaba la atención una cicatriz que el joven tenía sobre su ceja izquierda. El muchacho se percató de la mirada seria de Harper, así que se le correspondió de la misma manera.