CAPÍTULO 35

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Harper, Simon, Darian y Tyler estaban estupefactos por aquella carta que HP había enviado desde las afueras del país. Se escuchaba tan serio aquel escrito que por un momento la piel de Harper se erizó por completo, ya no tenía a HP de su lado, ya no estaría con ella ayudándola. Sus últimas palabras era lo que más le inquietaba, y no solo a ella, también a los otros tres chicos.

—¿Está bien, señorita Harper? —preguntó el señor Spencer preocupado.

—Necesita aire fresco —dijo Tyler—. La llevaré afuera.

Darian y Simon salieron junto a ellos dejando solo al señor Spencer. Tyler llevó a Harper a la sombra del árbol más cercano que encontró.

—Ey. Oye. Harper, mírame —dijo tomando a la chica de sus mejillas con ambas manos— ¿Estás bien?

—No... No lo estoy —La voz de Harper era casi inaudible— ¡No estoy bien! ¡Nada está bien, carajo!

Harper intentó zafar su rostro de las cálidas manos de Tyler, sin embargo la muchacha estaba perdiendo los estribos. Ella comenzó a gritar repetidas veces que nada de lo que ocurría estaba bien al mismo tiempo que golpeaba el pecho de Tyler, descargando toda su frustración. El joven intentó tranquilizar a la muchacha tomando sus manos y acercándola a él. Harper quedó a milímetros de su rostro.

—Vamos a resolverlo, Harps. Te lo juro.

Harper no pudo contener las lágrimas de furia. Al ver esto, Tyler besó la frente de la chica con calidez para después rodearla con sus brazos y permitir que Harper recargase su cabeza en el pecho de él mientras la abrazaba. Simon y Darian denotaron confusión en sus rostros al ver el repentino cariño que Harper y Tyler derramaban el uno por el otro.

—HP se fue, Abigail está separada de su madre, Ryder está muerto, casi hago que mis amigos murieran en la ruta 48, a Jack lo golpearon y a mí casi me secuestran... Esto está muy mal.

—Aún no se termina todo, Harper. Lo solucionaremos —aconsejó Simon.

—¿Y quién es la jodida ave mensajera de Howel? —Comenzó a frotarse los ojos fuertemente para quitar las lágrimas. Después se separó del cuerpo de Tyler—. No estoy haciendo ni un carajo. No he llegado a nada. Solo siguen pasando desgracias —Los jóvenes dejaron que Harper se desahogara—. La única cosa que pudo haberme ayudado era esa USB que Ryder iba a darme, pero ahora la USB ya no está y tampoco él, y la mirada de tristeza y culpa que tuvo Clara hacía mí no me deja en paz. Luego está ese día en el hotel, se supone que debíamos hablar con Hannah y no hicimos ni un carajo porque el estúpido ascensor se atascó. Solo perdimos tiempo.

—¿Ya descargaste todo tu enojo? —inquirió Darian, preocupada.

—¡No! —Harper se quedó callada un par de segundos debido a que tenía un enorme nudo en la garganta que le impedía hablar con claridad. Sus ojos estaban llenos de lágrimas de frustración una vez más, pero que ella se negaba a derramar— Hay que sacar a Kate de prisión.

Tyler iba a protestar, pero al final no logró decir nada porque Harper lo interrumpió.

—Ella era más cercana a Luke de lo que yo. Era novia de Campbell y siempre estaba con él. Debe saber algo más, solo hay que convencerla de que lo diga y si la sacamos de ahí, estoy segura de que lo hará.

—Tenemos que pagar su fianza, Harper, la cual no es para nada barata —comentó Darian.

—Podemos hacerlo.

—¿Y con qué dinero? —Preguntó Simon— Ni juntando los ahorros de los cuatro nos alcanzará.

—Habrá una carrera hoy —Soltó Harper seriamente y mirando a los jóvenes—. Es en uno de los terrenos del señor Herbert.

—¿Estás loca? —Protestó Darian igual de seria— Claro que no. Ya sé lo que quieres hacer y no voy a dejar que lo hagas, Harper.

—Es la única forma de conseguir dinero fácilmente —La chica miró a Tyler— No nos vas a acusar, ¿verdad?

Lamió sus labios antes de contestar.

—Quiero ayudar, Harper, pero no así. Es ilegal y yo no puedo ser cómplice de eso —La chica entornó los ojos y resopló—. Tal vez pueda hacer que la dejen en libertad condicional o algo.

—Pero no la quiero en libertad condicional, la quiero para siempre aquí afuera —exclamó—. Sin que la estén supervisando todo el tiempo.

—Sabes que no puedo hacerlo, no voy a apoyarte en eso.

—Lo lamento, Harper, pero yo tampoco —dijo Darian firme y con sus brazos cruzados—. Ahora estás molesta y no piensas con claridad.

—Claro que pienso con claridad, Darian. Nunca antes había pensado con tanta claridad.

Harper ignoró las protestas de Tyler y Darian para mirar curiosa a Simon y saber su opinión. El pobre muchacho se encontraba entre la espada y la pared. No estaba de acuerdo con que Harper volviese a correr en los arrancones, pero tampoco quería terminar muerto y sin esperanzas de sobrevivir en esto.

—Lo que haces es muy impulsivo —confesó—. Estás enojada y lo entiendo, pero no creo que volver a correr para ganar ese dinero sea una buena idea. Sería mejor idear otro plan que no tenga que ver con tu pasado, Harper. Tal vez Tyler pueda ayudarnos de otra manera, estoy seguro.

La pelinegra ya no tenía más opciones. Ya no sabía qué más hacer para llegar al fondo de todo. Si no contaba con la ayuda de sus amigos para sacar de prisión al único pariente con el que hablaba, entonces tenía la idea de qué persona le ayudaría sin pensarlo dos veces. Harper sacó su celular del bolsillo de sus shorts de mezclilla y marcó el número de esa persona que de inmediato contestó.

—Ayúdame a sacar a Kate del centro.

Darian, Simon y Tyler compartieron miradas confundidas, pues no sabían a quién le llamaba Harper.

—Te veo allá entonces.

Inmediatamente, la muchacha colgó el celular, dedicó miradas fugaces a sus tres amigos antes de decir:

—Sé que parece impulsivo, y creo que lo es, pero ya no tengo idea de con quién más acudir. Espero me entiendan.

—¿Con quién piensas ir? —preguntó Tyler firme antes de que Harper se marchase.

Harper no contestó con palabras. Basto con que solo les dedicara una mirada silenciosa a Darian y Simon, a los pocos segundos dedujeron de quien se trataba y a ninguno de los dos les agradó la idea.

—No —demandó Darian—. No lo harás ¿Perdiste un tornillo o qué?

—¿Irás a correr con ese tramposo? —Exclamó Simon— Harper, no creo que él sea la persona indicada para algo así.

—Siempre dice que haría cualquier cosa por Kate. Es hora de que me lo demuestre.

—Sigo sin estar de acuerdo con esto —comentó Darian—, pero... si estás tan segura de que nada malo ocurrirá, entonces te acompaño.

—Vamos al terreno del señor Herbert —completó Simon.

Ahora las miradas estaban sobre Tyler. Harper, más que cualquiera, esperaba que el muchacho aceptase la propuesta. Tyler miró a los chicos.

—Los veré después.

Tyler pasó por en medio de Harper y Simon, marchándose del cementerio sin ningún titubeo o mirar atrás para saber la reacción de los adolescentes. Tyler estaba seguro de su decisión.

Los jóvenes se despidieron amablemente del señor Spencer y agradecieron por hacerle saber a Harper acerca de la carta. De inmediato subieron al auto de Darian para conducir directo al terreno del señor Herbert. No podía negar que sentía nervios de volver a competir. Pues desde que su hermano había fallecido no había conducido un auto otra vez, ni siquiera como transporte propio, se negó a conducir un auto y volver a los arrancones por respeto a su hermano y como aprendizaje de lo que sus acciones de niña rebelde habían causado. No obstante, esta vez lo ameritaba. Harper Lougthy iba a correr otra vez. Y estaba dispuesta a ganar.


Secretos y Mentiras -Nada será igual- [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora