Secretos y Mentiras -Nada será igual- [COMPLETA] ✓

CAPÍTULO 38

Harry llegó junto a Campbell y Harper con montones de emociones negativas y denotando molestia dentro de sus ojos. Se sentía frustrado por no haber arrevesado a su contrincante cuando tuvo la oportunidad. Conocía a la perfección que si ganaba la carrera podría clasificar para las siguientes y, con suerte, llegar a competir en la final, sin embargo, no lo logró.

—No te preocupes —comentó Harper—. Todavía faltamos Campbell y yo.

La presentadora anunció a través de su megáfono el nombre de los siguientes competidores. Tras los aplausos y gritos de la multitud, Harper y otra muchacha de cabello corto y rubio aparecieron frente sobre la acera con sus autos correspondientes justo frente a ellas. Mientras la chica rubia gritaba y saludaba a sus admiradores, Harper comenzaba a sentir un terrible miedo con forme se acercaba a la puerta del auto. Imágenes repentinas invadían su cabeza. Se imaginaba a ella correr otra vez con su clásica sonrisa victoriosa. Imaginaba a Harry apoyándola desde la base sonido de la ruta 48, tal como acostumbraba. Tras aquel recuerdo, llegó el de Luke. Ese auto envuelto en llamas y volcado a la orilla del bosque.

Afortunadamente la presentadora gritó lo suficientemente fuerte como para sacarla de aquel pensamiento.

—¡A mi señal nuestras corredoras comenzarán! —Anunció mientras miraba a las mujeres y el público simultáneamente— Preparadas. Listas —El disparo hacía el aire se dejó sonar al mismo tiempo que gritaba— ¡Ya!

Harper dejó a un lado sus pensamientos al igual que las emociones y arrancó el auto. Ambas competidoras salieron de la línea de salida al mismo tiempo. Desde las gradas Darian, Simon, Jack y Sky vigilaban cómo avanzaba la pelinegra. Los primeros dos observaban la carrera con los nervios de punta mientras que Jack, Harry y Campbell la miraban atentos a cada movimiento. En cuanto a Sky, la morena disfrutaba del espectáculo sin emitir alguna expresión hacía ninguna de las competidoras.

Eran un total de dos vueltas. Harper había logrado rebasar a su contrincante, sin embargo, cuando se presentaban las curvas dentro de la pista, Harper bajaba demasiado la velocidad y esto causaba que la mujer rubia del otro auto tomase el control de nuevo. La pelinegra tenía cierto temor a salir de la acera si seguía avanzando así de veloz en cuanto daba las vueltas.

—¿Qué es lo que está haciendo? —cuestionó Campbell con sus brazos cruzados.

—Está regresando a su vieja rutina —contestó Harry sin dejar de mirar el auto de Harper—. Entiéndela. No es fácil.

La primera vuelta había sido ganada por la mujer rubia. Harper intentó ganar más terreno volviendo a acelerar cuando el camino era recto. Una vez más logró rebasar a su contrincante, pero sabía que no le servía de nada hacerlo si cuando la curva se presentara ella bajaría la velocidad.

—Tú puedes —apoyó Darian entre dientes y con puños cerrados—. Hazlo.

Harper logró bajar la velocidad de su auto en cuanto dio la primera vuelta para llegar a la línea de metas, su contrincante avanzó unos metros más que ella, pero de inmediato la alcanzó. Jack se sintió orgulloso por el logro de la muchacha al igual que sus amigos. La segunda y última vuelta para llegar a la línea de meta se presentó ante sus ojos.

—Vamos —demandó.

Volvió a cambiar de velocidad para dar ese giro de manera segura, pues seguía sintiéndose insegura al dar las vueltas, cuando Harper creyó que iba a ganar la competencia la mujer rubia la rebaso por su lado derecho con una velocidad impresionante. Le sorprendía que su auto no se hubiese volcado en cuanto dio la última vuelta. Harper regresó a su antigua velocidad esperando lograr ganarle a la mujer, sin embargo no fue así.

—¡Ganadora de la carrera, Vivian Nuñez! —Exclamó la presentadora señalando a la rubia, quien había salido de su auto en cuanto ganó la carrera— ¡Más suerte para la próxima, niñita! —gritó hacía Harper.

Harper mordió el interior de su mejilla, sintiéndose inútil y derrotada, llegó con Campbell y Harry hecha una furia. Estaba molesta consigo misma por no dar lo suficiente en aquella carrera. Sentía que había guardado montones de emociones mientras competía.

—Descuida —comentó Harry tomando su hombro y dedicándole una sonrisa de confianza. Harper y él compartieron miradas durante pocos segundos

—Me tocará ganar, entonces —dijo Campbell, mirando a ambos adolescentes. Harry y Harper lo miraron con seguridad antes de que fuese llamado por la presentadora. En cuanto escuchó el nombre de su enemigo y el suyo, salió—. Regresen a las gradas y véanme triunfar —ordenó, egocéntrico y guiñando el ojo antes de marcharse.

Ambos jóvenes caminaron directo a las gradas para encontrarse con los demás. Mientras que la mujer del megáfono presentaba a ambos competidores, Harper y Harry llegaban al lado de Simon y Darian. La pelinegra dio una mirada fugaz a la parte de arriba de las gradas donde se encontraba Jack y Sky, al percatarse de que la segunda sujetaba a Jack de su brazo izquierdo, se sintió un tanto incómoda. Así que decidió tomar asiento junto a su pelirroja amiga que de inmediato habló.

—Lo hiciste bien.

—Ambos —apoyó Simon.

La competencia de Campbell comenzó con el muchacho alejado varios metros del auto rival. Había sacado demasiada ventaja en cuanto había arrancado el auto. Todos los jóvenes conocían perfectamente que Campbell era demasiado rudo y decidido cuando se trataba de correr, en especial Jack y Harper, incluso Sky. Esa noche Campbell no corría porque estuviese hambriento por los gritos y amor que le daban sus admiradores, más bien tenía el objetivo de conseguir el dinero para sacar a Kate de aquel centro. Sí o sí, él iba a ganar.

La primer vuelta la completó rápidamente y manteniendo una ventaja considerable. Su rival intentó empujarlo con el auto por la parte trasera para que el muchacho perdiese el control, sin embargo, Campbell cambió la velocidad y avanzó aún más rápido.

—Acábalo, Camp —dispuso Sky, atenta a todo.

Campbell Fischer terminó la carrera con demasiada ventaja. Había llegado a la línea de meta muchísimo antes que su contrincante. Esto causó que toda la multitud sobre las gradas aplaudiera y chiflara apoyando al muchacho. Los jóvenes, además de Sky, aplaudieron por el resultado de Campbell. Ahora se conocía al corredor que competiría contra Randall. El adolescente se sentía orgulloso, pero sabía que lo estaría aún más cuando le ganase a Randall en el arrancón final. Ese enorme premio sería suyo.

—Campbell Fischer y Randall Bird estarán corriendo para recibir el enorme premio —Exclamó la presentadora—. Será una carrera bastante emocionante.

Campbell observó cómo Randall caminaba directo a la mujer del megáfono mientras veía al adolescente con una sonrisa de superioridad. El adulto le susurró al oído a la mujer. Las facciones de esta cambiaron a una de sorpresa para después regresar a una atenta. Posteriormente, asintió con firmeza y el adulto se colocó a su lado, dándole la espalda a Campbell.

—¡El señor Randall a pedido un cambio respecto a su contrincante!—Anunció. Todos los adolescentes se miraron confundidos entre sí. Campbell y Harper también cruzaron miradas. La presentadora pasó su megáfono frente al adulto para después gritar.

—¡Esa muchachita de allá arriba! —Señaló en dirección a Harper— ¡Tú contra mí!

Campbell de inmediato volteó su mirada a la muchacha al igual que todos sus amigos. Harper sintió un escalofrío por todo el cuerpo que le erizaba la piel. Por simple impulso la pelinegra miró detrás suyo y cruzó su mirada azulada con la verde grisácea de Jack. Ambos apretaron los dientes sin dejar de mirarse. Jack negó con la cabeza lentamente dando a entender que Harper no debía aceptar lo que Randall pedía. Tanto él como los demás presentes conocían que Harper no estaba lista para correr otra vez, pues había perdido en su propia carrera, y dudaban que ganase esta.

La pelinegra mordió su labio inferior antes de dar un enorme suspiro y levantarse.

—Harper, no —insistió Simon.

Ella ignoró a su amigo al igual que a los demás adolescentes. Bajó las escaleras de aquellas gradas para encontrarse con Randall en la acera y volver a intentar ganar un arrancón.