Iridescence | Julie and the Phantoms✔

Capítulo 23

Capítulo dedicado a
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Mis párpados se elevaron con lentitud varias veces, intentando acostumbrarse a la extraña luz que me envolvía. El sonido del agua fue lo primero que mis oídos captaron, seguido de unos leves ronquidos detrás mío.

—¿Qué?—dije confundida viendo todo a mi alrededor.

Lo sucedido anoche se me vino a la cabeza y me asusté al sentir unos brazos aferrarse con mas fuerza a mi cuerpo. Luego de la maravillosa cita, nos quedamos hablando hasta tarde y al parecer en algún momento me quedé dormida entre sus brazos.

No hicimos nada sexual, sólo besos.

Me di la vuelta con cuidado, procurando no despertarlo y contemplé su rostro que se veia tan pacífico y calmado. Su pecho subía y bajaba a causa de sus pausadas respiraciones. Con mi dedo índice delineé su nariz sin llegar a tocar su piel y luego bajé hacia sus labios.

No puedo creer que ahora somos pareja, hasta pensarlo provoca una bola de emoción en medio de mi estómago.

Aunque me hubiera gustado quedarme más tiempo mirándolo, ambos debíamos volver antes de que algún profesor sospeche de nuestra ausencia.

—Luke—moví su hombro intentando despertarlo.

El castaño arrugó su nariz y pronunció un "uhmm" para luego seguir durmiendo.

—Luke despierta—moví mas rapido su hombro.

Abrió sus ojos de la nada, provocándome un susto y me senté como si mi espalda quemara.

—Lo siento—rió y habló con voz ronca—buenos días.

Bendito sea este día por amanecer escuchando la voz de luke.

—Buenos días—respondí entrelazando nuestros dedos.

—¿Qué hora es?—carraspeó su garganta y me regaló una sonrisa bonita.

Giré mi cabeza buscando mi celular por el suelo y lo agarré una vez que pude divisarlo. Cuando lo encendí abrí mis ojos y mi boca con asombro. Tenía diez llamadas perdidas de carrie y veinte mensajes en el grupo con las chicas.

—Son las doce luke—dije alarmada mirándolo—nos perdimos el desayuno.

—Mierda, mierda—se levantó rápidamente y me ayudó a pararme.

—¿Cómo es que dormimos tanto?

—Esto nos pasa por hablar hasta la madrugada—rió guardando las cosas en la canasta.

Me encargué de apagar algunas velas que aún continuaban encendidas y las recolecté una por una para ponerlas adentro de la canasta.

—Me fijaré si hay alguien en el lago y te daré la señal para bajar.

Asentí viendo su espalda. Caminó hacia el borde de la cueva y observó con detenimiento.

—Estas en la posición perfecta para empujarte—dije divertida.

—Ni se te ocurra—rió—bien, no hay nadie cerca. Vamos.

Bajamos con cuidado, pisando en el lugar correcto ya que en algunas partes estaba resbaloso y no queríamos caer desde esta altura. Comencé a rezar en mi mente y al llegar abajo agradecí por seguir viva.

—Puedes ir tú primero, asi nadie sospecha—acarició mi mejilla mirándome fijamente—nos vemos en el almuerzo.

—Adiós patterson—sonreí despidiendome de él y caminé hacia mi cabaña.