Capítulo 40

678 48 59
                                    

2027

Muevelo hacia la izquierda un poco... no, no, ¡ahí!—grita dando un aplauso. Casi me asusto por su tono de voz elevada de no ser por la distancia que nos separa. Si lo tuviera a un lado seguro que ahora estaría sorda—ah ¿puedes enderezar ese cuadro de allí? Creo que está torcido, si es necesario trae una cinta para ver si está recto cuando lo acomodes.

—Pobre chico, le saldrán canas verdes de tantas indicaciones que le estás dando—digo llamando su atención. Willie se voltea y me mira con asombro. Camina hacia mí con una sonrisa en su rostro. Lleva puesta una camisa blanca y encima de esta un saco marrón que combina con sus pantalones. Se lo ve reluciente y espléndido.

—Astrid, creí que llegarías a las once.

—Ya son las once—le enseño mi reloj.

Hace unos meses que él venia planeando mudarse aquí. Hasta que finalmente compró un viejo almacén a un precio accesible y ahora está transformandolo en un museo. En este sitio presentará sus obras y las de otros artistas nuevos que necesiten el apoyo de alguien para poder darse a conocer al mundo. Cuando se trata de ayudar, él es quien está allí para hacerlo de primera.
Es bastante reconocido. Ha ido escalando poco a poco la fama con sus cuadros maravillosos.

—Perdón, con todo esto de la decoración el tiempo se me pasa volando—me da un corto abrazo.

—Por eso vine para darte una mano. También te traje un regalo—retrocedo y tomo una bolsa de cartón que dejé sobre una columna de estatura mediana—espero que te guste.

Lo acepta gustoso y con cuidado saca una hermosa escultura pequeña de un mini pingüino de porcelana.

—Me encanta, es perfecto—suelta una risa mientras admira el objeto que tiene sobre sus manos.

—Los niños la escogieron—agrego.

—Desde que usé ese tonto disfraz de pingüino no han dejado de llamarme así—rueda sus ojos—lo colocaré en mi escritorio, para tenerlo cerca.

—Eso les agradará bastante.

Comenzamos a caminar por el lugar. Es bastante grande y espacioso, hay algunos sectores que deben ser remodelados y estoy segura que quedarán perfectos una vez que eso se haga.

Lo ayudo a acomodar algunos muebles y a cubrirlos con una sábana blanca para que no se llenen de polvo o se salpiquen con pintura. Una vez que terminamos me invita a ir hasta su oficina.

—¿Los niños como han estado? Lamento no ir a visitarlos, es que todo este tema de la mudanza y de los arreglos me tiene demasiado estresado y ocupado.

—No debes disculparte, entiendo lo agotador que es. Ellos extrañan hablar contigo, más que nada que les enseñes a dibujar—nos detenemos frente a la puerta de su oficina y la abre. Me indica que entre.

Es espaciosa y muy blanca. A una derecha hay un estante que supongo decorará más adelante. También hay un ventanal que da hacia el exterior, a través de este se puede observar un patio con algunos árboles y mesas.
En medio de la sala hay un escritorio y tiene una placa de vidrio en la cual está escrito su nombre y apellido.
Del techo cuelga una lámpara redonda con algunos cristales alrededor.
Justo en el medio hay un sillón en forma de L de color crema, tiene un par de almohadillas de color celeste.

Iridescence | Julie and the Phantoms✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora