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Pov Reli

Caminaba de un lado a otro frente a la puerta de su aposento. Estaba nervioso y no podía detenerme, Dalila había comenzado el parto y no tenía noticias de ellos. Cada tanto se escuchaba cómo pujaba o gritaba y era en esos momentos en que perdía por completo el control e intentaba ingresar.

-¡Te detesto, Reli!- Gritó desde el interior.

Incluso en aquel momento tan tenso ella lograba hacerme reír con sus insultos o muestras de falso desprecio. Como una especie de autocontrol, constantemente pasaba mis manos por mi cabello y rostro hasta que creí escuchar algo anormal y paré.

Un llanto.

Sonreí al saber lo que aquello significaba, nuestro primogénito había nacido. No me habían indicado que podía ingresar en la habitación pero lo hice, abrí la puerta e ingresé sin quitar la mirada de mi mujer. Se veía agotada y sudada pero seguía siendo tan hermosa como siempre.

-Señor.- Llamó mi atención una mujer mientras sostenía a mi hijo en brazos.- Felicidades conde, es un varón sano.

Un varón. Un heredero.

Lo tomé en brazos con el mayor de los cuidados y me acerqué a mi mujer con nuestro hijo. No podía alejar la mirada de él, era tan pequeño e indefenso que solo deseaba cuidarlo igual o más que a mi esposa.

-Pequeña flor...- Ella realmente se veía agotada.- ¿Cómo estás?

-Adolorida.- Murmuró.- ¿Cómo está?

-Es un varón sano.- Susurré con la voz rota.

No, no podía llorar. No podía permitirme llorar frente a ella o los médicos.

-¿Estás llorando?- Preguntó mientras tomaba a nuestro hijo y acariciaba su mejilla.

-No.- Murmuré.

-Oh, Reli.- A ella no podía mentirle, me conocía demasiado.- No deberías avergonzarte.- Susurró mientras borraba una de las lágrimas que bajaban por mi mejilla.

-Es tan pequeño.- Susurré.- Gracias Dalila, gracias por darme un varón y que éste se encuentre sano.

-Ven aquí.- Me acerqué aún más a ella y dejé que hiciera conmigo lo que quisiera.

Dalila besó mis labios y barbilla y luego se recostó sobre mí, mostrándome al varón que dormía plácidamente entre sus brazos. Había sentido más felicidad que nunca, incluso más que el día de mi boda y eso jamás pensé que sería superable.

-Einar.- Susurró.- Quiero que se llame Einar.

-Einar...- Asentí complacido.- Einar Fracci, bienvenido.

Después del parto me di cuenta que ser padre no siempre era tan alegre. Einar lloraba bastante y Dalila no quería que otra mujer cuidara de nuestro hijo. Mi primogénito había sacado una característica muy notable de mí y esa era que él se calmaba cuando su madre estaba cerca. En otras palabras, me robaba a mi mujer y no podía quejarme.

-¿Qué?- Preguntó Dalila.

-Einar...- Murmuré, mirándolo con recelo.- Me roba a mi mujer.

-Oh, por Dios.- Ella comenzó a reír.- Es solo un bebé.

-Yo también quiero atención y él solo tiene que llorar para tenerla.- Me quejé.

-Te recuerdo, que tú eres quien ha sido capaz de dormir en el suelo solo para asegurarse de que no le pase nada.- Murmuró burlona.- Tú le das más atención que yo.

-Pero exige tu atención.- Señalé.- Cuando estamos en nuestros momentos es cuando más llora.

-Es normal.- Besó mis labios repetidas veces.- Es tu hijo después de todo.

-¿Me acabas de insultar?- Pregunté ofendido.

-Sí.- Murmuró.- Eres muy llorón.

-Solo contigo.- No podía resistirme a ella y a sus encantos.

-Sostenlo, tengo que destaparme.- Murmuró sonrojada.

Sostuve al inquieto bebé que me observaba con curiosidad mientras su madre preparaba su pecho para alimentarlo. Verlo a los ojos era como ver a mi esposa mirándome desde mis brazos. Aquellos ojos oscuros que tanto me gustaban me apreciaban doble, unos con curiosidad y otros con ternura.

-A ver...- Murmuró Dalila, colocando a Einar en su pecho.

Por instinto, me acerqué a ella y bajé mi rostro a su cuello mientras una de mis manos viajaba a su pecho libre. ¿Qué podía decir? Me gustaban los pechos de mi mujer.

-Reli...- Me riñó con suavidad.

-Lo sé.- Besé el nacimiento de sus senos y volví a mi posición inicial.

-Te amo.- Murmuró sobre mis labios.

-También te amo, mi pequeña flor.- Parecía un sueño y tenía miedo de despertar. Temía encontrarme con una concubina y la vida que llevaba antes, una vida que en comparación con lo vivido junto a mi esposa, era miserable.

Antes tenía como único objetivo mantener intimidad y hacer riquezas pero con la llegada de Dalila todo había cambiado. Ella se había vuelto mi prioridad, mi razón para mejorar y mi fuente de felicidad y eso se había fortalecido con la llegada de mi heredero, Einar. Él junto a su madre, mi pequeña flor, eran mi debilidad e iba a asegurarme de que nada les sucediera porque si algo les llegaba a pasar, yo moriría. Estaba más que dispuesto a dar mi vida por ellos, por mi amada familia.

Pov Dalila

Ver a Reli sostener el pequeño cuerpo de nuestro hijo era maravilloso. Él tenía tanto cuidado por no lastimarlo que no parecía ser aquel hombre alto, fuerte e imponente que había visto molesto en tantas ocasiones. Mi esposo, aunque se quejase de que Einar me tenía todo el tiempo a su lado y lo alejaba de él, era el primero en salir corriendo si el pequeño comenzaba a llorar. Además, se ofrecía a dormirlo y a ayudarme a bañarlo sin siquiera yo haberle lanzado una indirecta.

Jamás había creído que él se fuese a ver tan bien como papá o que fuese a estar tan presente pero en las dos cosas me había equivocado. Aquel brillo que había en la mirada del conde era único e inigualable en su especie. Era el brillo de la emoción de un padre al ver a su pequeño hijo reír, llorar e incluso babear. Einar había terminado de pulir aquel corazón cálido y lleno de amor que tenía Fracci, aquel que se empeñaba en ocultar de prácticamente todos.

-Reli.-Lo llamé para que me prestase atención.

-¿Qué ocurre?- Preguntó con preocupación mientras se alejaba de la cuna.

-Siempre he querido hacer esto.- Murmuré.

Tomé su mano y la coloqué sobre mi pecho, justo en mi corazón. Él, con una sonrisa en los labios, tomó mi mano y realizó la misma acción que yo. Ambos teníamos la mano del otro sobre nuestro pecho, sintiendo los latidos de nuestros corazones y permitiéndonos conocer sentimientos que no sabíamos cómo describir.

Él tenía mi corazón y yo el suyo.

La Flor del Conde© EE #3 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora