La Flor del Conde© EE #3 [BORRADOR]

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Pero mire cómo trata a la sangre de su sangre.- Se burló el poseedor de los ojos verdes más fríos que había visto en mi vida.

-Vuelva al hoyo en el que estaba escondido y no tendré que tratarlo así.- A pesar de la situación, no pude evitar pensar que indirectamente le había llamado rata.

-Era yo quien debía ser conde, no usted.- Le informó.- Tomó un título que no le correspondía y tomó a una mujer que debía ser mía.

¿Kha? ¿Eskiusmi? Mi cabeza comenzó a doler y mis pensamientos se volvieron un enigma.

-No me diga...- Fracci comenzó a reírse como un maniaco.- Discútalo con nuestros padres.

-Lo haría pero ya sabe, los muertos no responden.- Alastor se acercó rápidamente hacia Reli y ambos comenzaron a forcejear.

Busqué con la mirada algún lugar en el que pudiera esconderme y no ser herida para poder proteger a Einar. Cuando giré mi cuerpo, sentí una presión anormal en mi brazo.

-¿A dónde va?- Bramó Alastor.

Grité como nunca lo había hecho, ese salvaje me había lastimado el brazo. Con mi brazo ileso sostuve y cubrí el inquieto cuerpecito de mi bebé mientras era lanzada hacia el suelo.

-¡Dalila!- Gritó la lejana voz de Reli.

Mi bebé lloraba y yo no sabía qué más hacer. No podía moverme y mi vista se nublaba cada vez más por el dolor de cabeza en consecuencia a la caía. Podía ver cómo dos figuras seguían peleando y luego, la espada de uno de ellos atravesar el abdomen del otro.

-Einar...- Susurré antes de perder la conciencia.

Pov Reli

Los llantos de Einar solo causaban más tensión de lo que ya sentía, algo no estaba bien.

-¿Qué ocurre hermano?- Su voz causaba rabia en mí.- ¿El bastardo no deja de llorar?

-Cierre la boca.- Grité fuera de mí.

Comencé nuevamente a atacarlo y a hacer cortes en su piel mientras intentaba salir con vida. Alastor había hecho un corte bastante importante en mi cuerpo y si no me daba prisa terminaría desangrándome.

-Esto sucede cuando toman lo que es mío.- Bramó, haciendo un nuevo corte en mi cuerpo.

-No me culpe por las decisiones de padre. No lo vio apto para el puesto y ya está.- Eché mi cuerpo hacia atrás para esquivar un movimiento que pudo haberme decapitado.

-De haber sido conde, incluso su mujer sería mía.- Se burló.- La hubiese preñado tantas veces...

Él podía decir lo que quisiera de mí pero no de mi mujer e hijo.

-Pero siempre fui mejor.- Aproveché el impacto que tuvieron mis palabras para hacer una gran línea en sus piernas, haciendo que perdiera el equilibrio.

-No, ni siquiera pudo defender a su mujer.- Aquellas palabras comenzaron a hacer eco en mi cabeza.- Solo es un cobarde que intentó matar a su hermano por poder.- Hundió su espada en mi muslo para desestabilizarme.

-Se equivoca, no intenté matarlo por poder sino por justicia.- Pateé su pecho con fuerza y cayó de espaldas al suelo.- Intenté matarlo por haber asesinado a nuestra hermana pero adivine qué.- Reí secamente.- Esta vez no fallaré, por mi mujer e hijo, por nuestros padres y por nuestra hermana, lo veré en el infierno.- Alcé mi espada y la dejé caer con fuerza sobre él.

-Maldito...- Intentó terminar su maldición pero la cantidad excesiva de sangre no se lo permitió.

-Y tampoco soy un cobarde, dejé de serlo cuando mi mujer demostró un carácter infernal.- Lo miré desde arriba y le di la espalda, dejando que se desangrase.

Dalila... Mi mundo terminó de caer al ver porqué Einar estaba tan inquieto. Dalila no se movía. Me acerqué a ella lo más rápido que pude y revisé su cuerpo en búsqueda de alguna herida e hice lo mismo con nuestro hijo.

-Dalila...- Golpeé su mejilla con suavidad en repetidas ocasiones.- Pequeña flor...

No, no, no.

-Dalila...- Susurré, aferrándola a mi cuerpo.

Estaba comenzando a perder la conciencia por la gran pérdida de sangre. No podía morir y dejarlos, no podía abandonar esa vida que Dios me había regalado.

-¡Traigan a un médico!- Grité tan fuerte como pude hasta que yo también me dejé ir, tomando la mano de mi esposa y sosteniendo a nuestro hijo contra mi pecho.