Divagares y Devanares del Sueño

Micros IV

Sonido.

La mañana se despertó con una sonora explosión en mi mente. Pensé que me atravesaría el cuerpo al instante. Una sensación incómoda de pronto me invadió. Una sombra persigue cada uno de mis pensamientos, como un remordimiento de lo que sucedió anoche; y el grito proveniente de su ya inerte cuerpo, el último grito, el último sonido que dejó escapar, tan insignificante y sin embargo tan extasiante, resonaba en mi mente. Tras escucharlo sonrió, la energía de ese evento me revitaliza, y prometo a la voz en mi mente pronto poder volver a experimentarlo... un evento que voy a repetir.

Poesía Perdida.

Quiso la suerte que encontrase sus palabras perdidas en el fondo de la caja donde guardaba mis palabras encuadernadas, y me volviera loco intentando encontrar a quien pertenecía.

La primera respuesta fue la más lógica, pero tras revisar aquellos libros, en búsqueda de aquel ejemplar mutilado, que se hubiese deshojado tras cientos de lecturas, tuve que concluir que no pertenecía a mis libros. Cuestionamientos me invadieron y la pregunta principal era ¿cómo llegó aquí?

¿Alguien me dio alguna vez un escrito suelto y lo guarde? ¿Alguna vez escribí esas palabras y lo olvide? ¿O es la suerte del destino, que terminase con ese escrito? Y de ser verdad esta teoría alocada y conspiranoica, ¿qué mensaje las letras ante mí me quieren dar?

Tardaría meses en encontrar su creador. Meses, en los que las búsquedas no me daban resultado y en los que lo sobrenatural aparece como la única respuesta posible.

Hasta el día que en una feria local, ojeando autores desconocidos, encontraría el escrito original. Avergonzado de contar la historia, pedí un ejemplar de mano de la autora con su firma, que conservo en mi biblioteca, junto con la hoja perdida que su letra me hizo conocer. 

Grito

Todo comienza con una mala decisión.

Una irreflexiva, impulsiva o directamente con malicia. Una por la que pensó que sería aplaudido, o al menos, de la que obtendría algún tipo de ganancia. Una de esas irrelevantes, aquellas que no afectan tanto, aquellas sin importancia. Una más en el derrotero histórico de la realidad. Una más que a los mismos ha de beneficiar y perjudicar. Una ante la cual la gente dice "basta".

Y así empieza la manifestación. La gente en las calles, transparentado la necesidad de cambios. El clamor público como traducción de agotamiento ante la injusticia; y la rebeldía como expresión en respuesta al atropello. El grito honesto de aquellos que cansados de estar callados, no pueden estar en silencio nunca más.