Llevaba dos meses malos e iba para peor, apenas recuperandome a mí mejor forma, venía remandola como podía, y el mundo no me daba tregua. Esto pensaba, mientras caminaba con buena velocidad, aunque no llegaba tarde, porque había que sacarse ese compromiso de encima, porque era lo que tenía que hacer, porque hace casi un año dije que "Si" y bueno, ya cague fuego, ya estoy condenado a hacerlo, porque no voy a dejar esto porque se cae; o porque no voy a tirar abajo del colectivo a mí compañera. Le dije en marzo, estamos juntos en esto... y ya me estoy arrepintiendo de haberlo hecho.
Entró rápidamente, encuentro el salón vacío, armó las sillas para el evento, y resisto el impulso de tirarme a dormir en el mismo sillón, sacando el celular para distraerme, y apenas puedo usarlo para avisar que llegue, antes de que me toquen la puerta.
La madre de él abre la puerta, me saluda y me da las gracias por hacer esto. Me pregunta a qué hora viene a buscarlo, y se va. Hace tres años que lo conozco y lo he visto crecer mucho en ese tiempo, lo que visto aprender cosas, lo he visto proponer ideas, y no cortarse nunca cuando algo le gustaba o no le gustaba. En mi interior sé que coordina mas él que yo el proyecto. Minutos más tarde llegarán el resto, pero yo me pongo a conversar con él, hace tiempo que no nos vemos, y me cuenta en unos minutos que ha estado haciendo este tiempo.
Un mensaje llega a mi teléfono, mi compañera pidiéndome disculpas, y avisándome que llega tarde. Un colega abre la puerta y pasa, se pone a conversar con él, mientras yo salgo a ordenar las cosas. A los pocos minutos, él también sale y tras verme unos segundos a los ojos, me acusa de no estar bien.
Y ahí ya está, ya se acabó. Ya se desdibuja la línea y yo ya no soy coordi, ni profe, ni nadie. Porque él, a quien otros le han dado la espalda, le han dicho que no puede, le han enseñado que el es menos que otros, lee más que los que le dijeron eso. El, que tiene dificultades para decir las palabras, las usa mejor que cualquier orador, porque sabe que tiene que saber hacerlo. El, que ha sido castigado por los otros por tener un cromosoma de más, no tiene nada de menos.
Continúe el taller, dándole la razón. Porque no tenía motivos para ocultarle que es lo que me preocupaba, y con un solo gesto, me demostró que no importaba. Y empecé a trabajar.
Él me prestó atención, como siempre, mientras hablábamos de los preconceptos que teníamos respecto al medio ambiente, y a los residuos; interrumpiendo en ocasiones para aportar sus ideas, terminando por realizar un collage con nuestro trabajo.
Lo despidió cuando terminó el taller, con mi compañera a mí lado, antes de irnos a terminar de planificar que seguía la próxima vez.
Un año más tarde, escribo esta reflexión, porque si algo me llevo es eso. Nosotros llamábamos al proyecto una palabra: Héroes. Capacitista de origen, por supuesto, pero para mi hoy el nombre significa otra cosa. Los héroes no somos nosotros, por supuesto; son ellos, pero no por lo que la mayoría podría esperar. A diario en mi vida, encuentra las situaciones similares, y gente los acusa de ser especiales, de no ser normales, de que les falta algo... y cada vez que eso surge la misma memoria veo en mí mente lo mismo. Su cara cuando me acusó de que no estaba bien.
Y entonces pienso, si esas mentiras que se dicen sobre la normalidad fueran verdad, ¿que seríamos nosotros?
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Divagares y Devanares del Sueño
Short StoryUna serie de historias cortas, ficcionalización de mis sueños mas extraños, raros o llamativos. Una oportunidad de contar las historias que mi mente escribe sin intención, revisitar las historias propias que ella ha creado en el pasado y, ¿porque no...