Unas de miel y otras....de vinagre.

979 189 129
                                    
















El auto se estacionaba en las afueras de aquel lugar, una gran mansión de estilo victoriano que se encontraba situado en las afueras de la ciudad, sobre una pequeña colina se levantaba como un castillo, mostrando un aire melancólico y romántico, perdida entre los muros llenos de enredaderas, las fragantes flores y los altos arboles.

La dama descendía de su choche, había llegado a la hora justa de su cita, caminó hacia la entrada en donde un sonriente mayordomo la esperaba, aquel gentil hombre le sonreía con emoción y la recibía con calidez, aunque aquello era agradable la dama no dejó sentir una extraña sensación de familiaridad, tal vez si hubiera tenido una pizca de los recuerdos pasados hubiera notado que aquel sirviente había sido uno de los mas fieles a su lado en aquel tiempo en que fue una emperatriz.

El hombre la guio por el lugar, aquella mansión tenia una decoración exquisita y atractiva, sus grandes salones estaban iluminados mostrando sus esplendidas decoraciones, pinturas famosas, obras de artes únicas, aquel parecía el lugar de ensueño para un amante del arte.

El recorrido finalizaba en una gran habitación la cual llegó a robar toda la atención de la sorprendida dama, aquel lugar el cual había sustituido sus paredes por enormes ventanales dándole la oportunidad a las personas de poder admirar la hermosa vista nocturna estaba repleto de flores las cuales tenían un aspecto un tanto irreal pero a su vez hermosa, un dulce aroma a lavanda viajaba por todo el lugar y el ambiente cálido que brindaba la chimenea daba una sensación de confortabilidad.

Sentada en una delicada mesa la cual estaba perfectamente decorada la dama esperó en silencio mientras admiraba todo a su alrededor, sonreía con suavidad mientras admiraba las flores y aspiraba el suave ahora a lavanda, sin duda alguna todo lo que la rodeaba era de su gusto.

- Siempre he admirado la puntualidad de las personas.- El emperador aparecía tras ella.

- ¡Oh!.- Sonrió con sorpresa.- No esperaba que usted también estuviera aquí.- Observó la mano del emperador y divisó el anillo.- ¿Cómo le fue con su propuesta?

- Aún no lo averiguo.- El emperador tomó asiento.

- ¿Como?.- Sonrió.

- Aún no averiguo como me irá.- Suspiró mientras colocaba la caja de terciopelo sobre la mesa.- No se lo he dado todavía.

- Lo siento.- Sonrió apenada.- Pensé que ya lo había hecho...- Levantó la mirada.- Pero puedo estar segura que le irá bien.

- ¿Y por qué está tan segura?.- El emperador arqueo una ceja.

- Pues...porque...¿Qué mujer no cedería ante un hombre tan caballeroso y atento como usted?.- Sonrió.- Siempre está pendiente para consentirla, no hablo de los obsequios sino los detalles que coloca en ellos, cada prenda que usted encarga para ella...lo he notado...he visto el entusiasmo que le pone, la delicadeza que usa en cada detalle, nadie dedica tanto esfuerzo por una persona que no le importe.

- ¿Es así?.- Sonrió.

- Así es...- La dama vio a su alrededor.- Por cierto...¿La persona que quería que viera?...

- Señor...

El mayordomo se acercaba empujando una mesa, sobre ella habían varias cajas de terciopelo de distintos tamaños, la dama sin dudas pudo reconocerlas ya que aquellas cajas habían salido de su joyería, con curiosidad y confusión observó al hombre frente a ella el cual le sonreía mientras la observaba.

- ¿Estas cajas?.- La dama las observaba.

- Antes que nada quiero disculparme.- El emperador se levantó de su asiento y se acercó a la dama.- En realidad a quien vino a ver esta noche...- Se colocó en cuclillas junto a ella.- Es a mi...

Demonic Love "Mas allá de lo celestial" (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora