Puse mi bolso a un lado y saqué de el cinta adhesiva junto con unos cinchos que cargaba en mi bolsa.
Tomé su tanga que sostenía con una de sus manos y la introduje en su boca poniendo cinta adhesiva al rededor para evitar algún sonido. Luego, la giré para que quedara boca abajo y recargada en el lavamanos.
— Dame tus manos - ordene a lo que ella obedeció y tomé ambas manos detrás de ella para amarrarlas.
Abri sus piernas tanto como pude y de un jalón metí dos dedos en vagina, ni si quiera la estimule, Cristina soltó un quejido ahogado por el sonido y empezó a moverse bruscamente, se que le dolía pero debía entender de una u otro forma.
Empecé a embestirla fuertemente mientras Cristina ahogaba pequeños gemidos de placer. Seguí haciéndolo hasta que sentí como sus paredes vaginales empezaban a contraerse, ya estaba por correrse. Antes de que lo hiciera, saqué mis dedos dejándola recostada sobre el lavamanos respirando agitadamente.
Me puse a un lado de ella y sin que lo viera venir, le di un fuerte azote en su culo, ganando un quejido de su parte.
— Sin moverte porque me mojaré la mano y te dolerá más. — dije enojada.
15 azotes le di, dejando su culo rojo y caliente al tacto. Pero así continúe, viendo lágrimas bajar por sus mejillas por el espejo.
— No debo hablar ni gritarle a Margaret sin que ella me lo permita y debo dejar de buscarla. — por cada palabra fue un azote duro que le di a su culo. Este ya se estaba volviendo morado de los golpes.
Una vez terminé de azotarla, le desamarre las manos y le retiré lo que tenía en su boca. Ella me miraba dolida y asustada.
— Ahora Cristina, se una buena niña y vete, no quiero tener que volver a verte o esta vez no seré piadosa. — le dije seriamente. No estaba jugando.
Salí de aquel baño escolar y me dirigí a mi casa que se encontraba a las orillas de la ciudad, en una privada dentro del bosque.
~ • ~
Ya habían pasado unos días desde la ultima vez que vi a Cristina de nuevo. Hoy era viernes, el último día de clases oficialmente. Y también, hoy aplicaría el último de mis exámenes al grupo en donde Anna pertenece.
— Buen día. — entre saludando sin sonreír para sentarme directo en mi escritorio.
— Buen día profesora. — respondieron todos al unísono.
— Como ya saben, el día de hoy será su último examen, consta de 7 preguntas. Su compañera Brown les pasará los exámenes, no pueden iniciar hasta que les diga. Cualquiera que vea que hace trampa se anulará su examen y reprobará la materia completa.
Vi sus rostros que estaban desacuerdo conmigo y uno que dijo algo a su compañero de a lado.
— ¿Tiene algo que decir señor McGuire? — su cara palideció.
— No señorita Sloan. — dijo serio.
— Solo porque estoy de buen humor le daré 5 segundos para serme sinceros y decirme lo que murmuraron, quitandoles 1 pregunta en negación de su examen, o ambos estarán reprobados en mi materia sin derecho a examen.
Ambos se veían y todo el salón estaba tenso, incluida Anna quien solo miraba a su compañero con tristeza.
— Uno — comencé a contar fuertemente — dos — vi que se levantó de su asiento — tres. No lo escucho señor McGuire — lo vi divertida — cuat...
— Lo que le dije a mi amigo fue que aún así uno reprobaba sus exámenes porque eran difíciles. — dijo rápidamente sin voltear a verme.
— Gracias. Puede sentarse. — vi como todo el salón esperaban atentos a mis movimientos. — la vida no es fácil, hay que hacer sacrificios si uno quiere sobresalir en esta vida. Existen dos tipos de personas, Los dominantes, y los esclavos — dije esto último viendo a Anna quien sintió mi mirada y agachó la suya. — Sus padres ya les dieron todo para ser los dominantes, pero eso no significa que todos estarán a sus pies.
— Señorita Brown, por favor. — me senté y vi como Anna se levantaba para tomar los exámenes y entregarlos. Llevaba puesta una blusa de tirantes con escote de corazón color rojo junto con un pantalón de levis y unos botines color negros. Estaba exquisita.
Al cabo de unos minutos vi como Anna se movía en su asiento y volteaba a la ventana ligeramente.
— Señorita Brown, ¿busca algo en especial? — todos voltearon a ver a Anna quien estaba pálida de su rostro y negaba con la cabeza.
— Responda o ¿es que no tiene voz propia para hacerlo? — mencione seriamente con emoji en mi voz.
— N-no señorita Sloan.
— Afuera. — Anna soltó una risita nerviosa y me miraba con tristeza. No creyendo lo que escuchaba.
— Pe-pero seño-seño-señorita Sloan, yo no...
— Ahora. — me paré de mi asiento y tomé su examen en mis manos. Anna se levanto lentamente y se dirigió a la salida del aula. — Vuelvo en cinco minutos, si escucho un solo murmullo, si veo un solo movimiento ya sea de sus pies por la ventana, todo el salón estará reprobado.
Salí junto a Anna y vi como ya tenía lagrimas en sus ojos. No era un secreto para nadie lo sentimental que era, y lo importante que era para ella mantener el orgullo de su familia. Más que nada para su padre.
— No llores que aún no te he hecho nada. — dije mientras leía las respuestas de su examen. Llevaba 5 respondidas y eran correctas.
— Le juro que yo... que yo no estaba copiando señorita Sloan. Se lo juro. — me dijo con súplica en su voz.
— No me interesa tu opinión, no te la he pedido, ¿o a caso te di permiso de hablar?
— No señorita Sloan. Lo lamento.
— Regresarás al salón de clases, terminarás tu examen — vi como su rostro se llenaba de alegría al escucharme, como si fuera un milagro — y esperaras hasta el final de clase para tu calificación. Adentro.
Estiré su examen y ella lo tomó con alegria mientras volvía a clases. Al entrar todos veían sorprendidos a Anna con su examen. Les di permiso de continuar con su examen. Una vez pasados 15 minutos, los recogí y revisé uno por uno, frente a ellos, para al final, uno por unos irlos llamando para su calificación final.
Una vez que todos se fueron, me quede sola con Anna.
— Señorita Brown, pase. — Anna se acercó tímidamente hasta mi.
Vaya vaya, espero les guste. Aquí inicia todo mis chocolatitos. 😏😏
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Anna Brown.
General FictionUna profesora se enamora de su alumna en una de las universidades más prestigiosas del país. Anna de 20 años, es una chica tímida con el corazón recientemente roto por su ex novio quien le fue infiel. Margaret de 33 años, es profesora de la univer...