Capitulo 30

2.4K 106 14
                                    

Narra Margaret

Hoy es el cumpleaños de Anna, ayer que salí, fui a inscribirla a la universidad y a mi empresa en donde hará sus prácticas, aunque también aproveche para comprarle un hermoso vestido y tacones para su cumpleaños así como ropa interior de encaje que le quedaría perfecta.

Este día sería solo nuestro antes de llevarla mañana temprano a su casa en donde vería el anuncio de su compromiso con mi primo.

Eso si es que llega a la boda, yo me la robare el mismo día, Anna es mía y siempre lo será, así tenga que encerrarla en un sótano, ella siempre será mía.

Bajé a la cocina a preparar el desayuno, el cual consistía en unos ricos waffles con frutos rojos y miel de abeja. Una vez todo listo, subí a la habitación en donde estaba y la desperté.

— Bebé — hablé tiernamente, estaba profundamente dormida con sus tetas al descubierto y sus largas pestañas hacia abajo — es hora de levantarse bebé, arriba.

Anna abrió lentamente los ojos para tallarlos con sus manos mientras yo moría de la ternura.

La saqué de su cuna para retirarle su pañal y su peinado, le puse su collar de nuevo junto a su correa para caminar hacia mi habitación.

— Apúrale perrita — le hablé, aún seguía medio dormida, pero tenía muchas actividades para ella el día de hoy y no podíamos retrasarnos.

Llegamos a mi cuarto y nos dirigimos a la bañera en donde ya estaba el agua tibia esperando por nosotras.

— Adentro — Anna obedeció en seguida y se metió a la bañera, pronto empecé a lavar su cuerpo con una esponja delicadamente, su cuerpo me atraía aún más cuando estaba mojada, pero tenía que resistir, hoy iba a ser un día importante.

Una vez termine de bañar a Anna, cepillé su pelo para quitar esos nudos y secarla con una toalla.

— Ve a tu habitación y ponte lo que está en la cama, una vez lista bajas a la cocina — la vi a aquellos ojos preciosos — no tardes cariño. — le di un tierno beso y salí de la habitación.

Baje a mi despacho para abrir la caja fuerte y sacar un hermoso collar que había comprado para ella, la cerré de nuevo y me dirigí a la cocina en donde vi a Anna bajar las escaleras algo tímida.

— Listo Ama — iba a arrodillarse como de costumbre, pero la detuve.

— No — hablé hacia ella — Hoy no te arrodillarás a menos que yo te lo ordene — sonreí y vi como se enderezó algo dudoso, pero con una sonrisa por igual — pero sigues siendo mi putita, eso no cambia.

Siempre lo será.

— Siéntate a desayunar — ambas nos sentamos y empezamos a comer platicando de cosas sin sentido, Anna se veía pensativa, pero me seguía la platica.

— Harán buena familia — dije mirando mi comida.

— ¿Disculpe?

— Mi primo y tu, harán buena familia — dije esta vez viéndola a los ojos — el es leal y encantador, aunque casi no está en casa y eso será Perfecto para nosotras, ¿no crees?

— Si, supongo. — respondió.

— ¿No quieres seguir viendo a tu Ama? ¿Es que no tienes lo suficiente aquí? — la vi seria a lo que Anna rápidamente quiso defenderse.

— No Ama, no es eso, yo soy muy feliz aquí, usted es la mejor persona que pude haber conocido — me veía sonriente — es solo que no se cómo haremos para mantener esto en secreto.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora