Capitulo 29

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Desperté después de un buen rato y la luz que entraba por la ventana me hizo darme cuenta que ya era noche, me levanté de la cuna y salí de ella dando un brinco pequeño al final que hizo caer mi chupete, lo tomé con la mano y empecé a gatear hacia la puerta del baño, quería hacer pipí.

Apenas había abierto la puerta, escuché la puerta de la habitación abrirse, voltee a ver y era mi ama. Caminó rápido hacia mi y me tomó en brazos como ya lo había hecho.

— ¿A donde crees que vas cariño? Para eso tienes pañal, para hacer tus necesidades mi amor — me hablaba dulcemente — aún no estás en la etapa de aprender esas cosas cariño.

Me regresó a la cuna y me metió ahí sacando mis manos por entre las rejas de madera y amarrándolas por fuera.

— Ten tu chupete bebé — pasó su mano acariciando mis tetas hasta llegar al pañal y dar unas pequeñas palmadas en donde se encontraría mi coño — volveré en unos momentos para cambiar tu pañal cariño.

Salió de la habitación y yo moría por hacer del baño, no podía aguantarme porque el pañal me hacía querer hacer pipí con más ganas. Aguanté lo que pude, pero al cabo de media hora me vencieron las ganas y me oriné.

Esto se encarga de hacerme perder la vergüenza en humillarme. Pasó otra media hora aproximadamente y vi que Mi Ama entró a la habitación con un plato de comida y un vaso de agua.

— Bien cariño, parece que debemos cambiar este pañal — me sacó de la cuna y me puso en la mesa para cambiarme el pañal y limpiarme con toallitas húmedas, y yo que creí que ya había perdido la vergüenza aquí, puso otro pañal nuevo y me bajó de la mesa para sentarse en la mecedora y ponerme encima de su pierna.

— Abre la boca princesa, que aquí viene el tren — yo obedecí y me dió el primer bocado que sabía delicioso, era crema de brócoli.

La noche pasó así, me dio de comer y me dio en un biberón agua para mecerme y meterme a la cuna de nuevo. Se sentía raro, pero bueno, supongo que vale la pena. Lo que sea por ella.

A la mañana siguiente vi a Mi Ama entrar por la puerta con un biberón.

— Buenos días mi princesa — se acercó a mi y me sacó de la cuna para llevarme al baño — Te daré un baño, ¿de acuerdo?

Me metió en la bañera con agua tibia y me dio un baño mientras yo la veía a ella, iba solo en ropa interior de encaje color blanco. Era hermosa, y yo quería que ella se quedase conmigo, que estuviéramos juntas, como pareja, como familia.

— Listo cariño, ya quedaste, ahora iremos a darte tu biberón — me cargo y se sentó en sus piernas en la mecedora para darme el biberón, pero antes alcancé a hablar.

— Ama, necesito ir a inscribirme — hablé rápidamente.

— Una bebé no habla — puso el biberón en mi boca y empecé a tomar su contenido — además, no irás a inscribirte — quise reprochar cuando empecé a sentir un cansancio excesivo, me había drogado lo más probable. Este sería mi ultimo semestre.

~ • ~

Abrí mis ojos lentamente para ver el cuarto muy luminoso, me asomé al reloj y vi que marcaba el medio día, había dormido 5 horas aproximadamente.

Me levanté de la cuna y salí por ella para dirigirme a la puerta, llevaba mi chupete y mi peinado característico. Salí por la puerta y me dirigí por el pasillo hacia las escaleras, no escuchaba ruido por ningún lado y la habitación de Mi Ama se veía vacía, apenas iba a bajar las escaleras cuando escuché la puerta principal abrirse. Me quedé un momento quieta hasta que escuchemos pasos de tacones dirigirse a las escaleras y fue cuando la vi.

— ¿Que haces fuera de tu cuna? — habló molesta y yo solo pude gatear lo más rápido que pude hacia mi habitación hasta que sentí como me tomó de la espalda para levantarme y meterme en la cuna de nuevo.

La vi salir de la habitación y volver a los pocos minutos con una paleta de madera, mis ojos se abrieron como platos, no usaría eso en mi, ¿o si?

— Ven bebé — me sacó de la cuna y se sentó en el sofá conmigo encima boca abajo sobre sus piernas, me quitó mi pañal dejando mi trasero al descubierto — no fuiste una buena niña con mamá y debo castigarte, pero estoy segura que aprenderás cariño.

Sentí el primer azote fuerte en mi trasero y me quejé, Mi Ama me dió 10 azotes dejando mi trasero rojo y yo quejándome del dolor.

— No te preocupes cariño, tú prueba sigue, todos pueden tener uno que otro desliz, además — me cargó y me puso sobre la mesa para ponerme otro pañal — ¿que sería de mi sin azotar tu bello culo?

Antes de cerrar el pañal me metió una cosa pequeña de metal dentro de mi vagina y cerró el pañal.

Me regresó a mi cuna, me puso una mordaza de pelota en la boca y me amarró las manos fuera de la cuna como ya había hecho.

— Bien bebé, duerme un poco antes de la comida, yo vuelvo en unas horas. — vi que salió por la puerta y me dejó ahí.

Al poco tiempo empecé a sentir como algo vibraba dentro de mi, movía mis piernas y manos tratando de apretar con fuerza mi coño, pero a quien engañaba, esto se sentía increíble.

Empecé a soltar pequeños gemidos de placer, mi coño vibraba y como chocaba un poco con mi pañal, me daba un placer a todo lo ancho de mi zona íntima.

Cerraba los ojos imaginándome a Mi Ama encima de mi frotando su coño en mi estomago desnudo, amasando mis tetas con pasión mientras ambas gemíamos de placer.

Mi imaginación junto a la vibración en mi vagina, me hicieron correrme pronto. ¡Demonios! Fue tan placentero, pero me enojé conmigo misma por no aguantar más.

Al poco tiempo entró Mi Ama y me desamarró, me sacó de mi cuna y me retiro lo que sea que me haya metido.

— Bebé, vas a tener que jugar aquí en lo que mami hace unas llamadas.

Yo solo pude asentir con la cabeza y empezar a tomar cubos con figuras.

No estaba poniendo atención a las llamadas de Mi Ama hasta que escuché mi nombre en una de sus últimas pláticas.

— Anna es muy educada, tímida, amable y muy servicial, no tienen nada de que preocuparse — decía mientras me veía — al contrario, yo temería por mi primo quien es algo distante, no se cómo podría funcionar un matrimonio así.

Y es verdad, lo era, pero estaba segura que eso ayudaría mucho porque Margaret y yo podríamos seguir viéndonos y tendría una "doble vida", mi matrimonio social y mi matrimonio de amor.

No me di cuenta cuando Mi Ama finalizó la llamada hasta que sentí sus brazos por mi cuerpo.

— Bien bebé, es hora de dormir, es tu última noche de prueba y estoy casi segura de que la pasarás, eres muy obediente — me sonreía — y me gusta, pero también me gusta castigarte para recordarte quien manda. — me veía con lujuria.

No necesitaba castigarme para saber quien era mi dueña, sabía a la perfección que era ella, pero el que me dominara de vez en cuando me excitaba de cierta forma.

— Ahora a dormir bebé — me acostó y me tapó — descansa. — me dio un tierno beso en la frente que me hizo sonrojar para después salir por la puerta y yo cayendo en los brazos de morfeo.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora