Capitulo 34

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La tarde continuó con festejo, pero yo no había vuelto a ver a Mi Ama en toda la fiesta. Muchos pasaron a felicitarnos por el compromiso, incluidos mis padres quienes me felicitaron por mi acertada decisión.

Decisión que me costará caro cuando vea a Mi Ama de nuevo. Sabía que estaba más que molesta y su rabieta se la desquitaría conmigo, de eso estaba más que segura.

Sentí cómo vibró mi celular, era un mensaje de texto de Layla, si había captado su número de teléfono correctamente.

" Por la misma lada de la ciudad " — sonreí porque efectivamente era ella.

Hoy me quedaría en casa y mañana temprano iría a casa de Oliver. Supongo que sería para conocernos mejor.

Llegó la hora de dormir y ya todos se habían retirado a sus casas. Mi hermano y Oliver habían salido a un bar cercas para platicar, sabía que hablarían de mi.

Me quite mi vestido para darme un baño, arroparme y meterme en cama, estaba muy cansada, había sido un día muy agotador emocionalmente.

Sentí cómo una corriente de aire fría recorría mi cuerpo y yo me estremecía, no recuerdo haber abierto la ventana del cuarto, menos en este mes que empieza a hacer más frío.

Quise moverme para tomar mi cobija, pero no pude, abrí mis ojos, pero no reconocía el lugar, estaba todo totalmente oscuro, mis manos estaban atadas al igual que mis piernas a la cama, mi cuerpo estaba desnudo.

Empecé a respirar entrecortadamente, ¿donde estoy? ¿Cómo llegue aquí? Empecé a gritar por ayuda, ¿que estaba pasando?

— ¡Ayuda! — gritaba con todas mis fuerzas — por favor alguien ayúdeme. — parecía que no había nadie a mi al rededor, hasta que de pronto escuché unos pasos acercarse a mi.

Prendieron las luces y pude ver que era un cuarto totalmente cerrado, era una especie de sótano, divisé una figura acercase lentamente a mi, era ella, era Mi Ama.

— Ama... — hablaba — Ama ayúdeme, por favor. — sollozaba.

— No, ya no tendré piedad de ti, a partir de hoy servirás como una simple y asquerosa esclava, te dejaré tan usada que ya nadie querrá tenerte y no tendrás mas opción que volver conmigo — ¿qué? — solo tenías un deber zorra, y no pudiste hacerlo.

Vi como se acercó con un látigo, parecía ser con el que castigaban a Layla. Lo levantó en el aire para darme en mi trasero, pero justo cuando iba azotarme sonó mi alarma.

Había sido una maldita pesadilla, me desperté sudando frío y con mucho miedo, tenía el corazón acelerado.

Apague la alarma y me levanté de cama, el día estaba muy nublado, que raro - nótese mi sarcasmo - me di una ducha y baje a desayunar.

— Buenos días a todos — en la mesa ya se encontraban mis papás y hermano desayunando mientras les servían una taza de café.

— Buenos días cariño — respondió mi padre — ¿cómo amaneciste?

— Algo cansada — espantada diría yo.

— Ay cariño, con todo lo que tenemos que ir preparando para tu boda, deberías acostumbrarte. — tenía razón.

— Si, bueno, me gustaría algo muy privado, no quisiera una exageración — tampoco es como que me case por amor para celebrar por lo alto.

— Tonterías — dijo mi hermano — hay muchos socios y futuros accionistas a quienes nos convendría invitar.

— Tu hermano tiene razón, eso sin mencionar a tus tíos los duques de Oxford — por parte de mi madre teníamos familia en la nobleza. No tengo cabeza para organizar o hacer invitaciones. Me estresa todo eso. — se molestarían mucho si no los invitáramos.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora