Capitulo 36

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Cuando por fin se detuvo, mis tetas estaban tan rojas como un tomate, y yo seguía hipando del dolor.

Me desamarró y me jalo del pelo arrastrándome de espaldas por el suelo hasta salir de la cabaña, le dió la vuelta y nos detuvimos en una pared, me soltó y yo quise gatear para regresar a la cabaña, pero Mi Ama lo vió y me dió una patada en el estómago que me hizo caer y llorar del dolor, me volvió a tomar del pelo y me posicionó a lado de ella, vi como de la pared quitó un candado y este dejó que se abrieran dos puertas pequeñas, de las cuales quitó unas partes y quedó en forma de medio círculo.

Me tomó del pelo de nuevo y trató de meter mi cabeza por ahí, pero yo puse mis manos deteniendo mi cuerpo, mala idea, Mi Ama tiró de mi cabeza y cuando la levantó me volvió a dar una bofetada y metió mi cabeza en el hueco, cerrando las puertas y solo dejando mi cabeza dentro.

Miraba la cabaña por dentro, pero todo mi cuerpo estaba afuera, tenía que estar en cuatro porque sino me iba a lastimar. Yo solo seguía llorando pidiendo ayuda a Mi Ama.

— Ama por favor — suplicaba — por favor, yo se que usted es buena, no me haga esto. — lloraba como magdalena pidiendo clemencia.

— ¿Soy buena? — preguntó detrás de mi — soy justa putita, soy justa, pero no te preocupes, yo te quitaré esas ideas erróneas.

Sentí el primer azote en mi culo, me había dado con todo mientras yo gritaba y lloraba, no quería esto, no lo quería.

Ella no se detuvo y continuó azotandome con el cinturón hasta que se cansó, había perdido la cuenta de cuantos azotes fueron después de los 55.

Hacia mucho frío afuera, bastante y suponía que ya había anochecido porque en la cabaña ya no entraba luz.

Escuché la puerta abrirse y ver a Mi Ama entrar, yo solo seguía hipando, no tenía fuerzas para llorar. Mi Ama se acostó en la cama y se dispuso a dormir.

Yo me mantuve despierta toda la noche ya que era incómodo y casi imposible dormir. Una vez pasada la noche, yo estaba titiritando de frío, ya había amanecido, escuché la alarma de Mi Ama sonar, se levantó y bajó al sótano, al cabo de unos minutos regresó y empezó a cocinar el desayuno, yo moría de hambre.

— Ama... — decía débilmente — Ama, ¿me puede soltar?

Ella ni si quiera se inmutó en voltear a verme, me estaba ignorando. Trate de seguir hablando para llamar su atención, pero era imposible, ella no quería ni si quiera verme.

Pasaron las horas y vi como salió de la cabaña, se posicionó detrás de mi. Sus uñas acariciaban fuertemente mi cuerpo y yo solo me removía.

— Parece que no has entendido la lección, pero no te preocupes zorra, aprenderás correctamente.

Soltó otro azote a mi culo y yo empecé a moverme encerrada, lloraba y gritaba a Mi Ama que se detuviera, que ya no quería mas, que sería una buena chica, pero ella no se detenía y continuaba azotandome fuertemente.

Todo el día hizo lo mismo, me azotó más de 5 veces en el día, estaba segura que perdería la sensibilidad de mi culo de tanto azote.

La noche pasó igual a la anterior, yo en la misma posición y Mi Ama dentro de la cabaña. En la mañana siguiente Mi Ama bajó al sótano junto con mis cosas, tardó bastante tiempo, pero volvió a subir.

Me dió tres geringas con agua y ya, fue todo, no me dio comida ni un vaso, tan solo agua y ya.

— Ama... — hablaba débilmente, estaba muy cansada — ama por favor, suélteme, se lo suplico, se lo ruego, por favor. — sollozaba.

— Tu ya no tienes permiso de hablarme sin que yo te diga que puedes hacerlo — me veía enojada — no vas a moverte de lugar ni reaccionar sin que yo te lo ordene, y hasta que no aprendas la lección te quedarás aquí.

Vi como se puso un calzón con dildo incluido y se arrodilló frente a mi.

— Abre — me ordenó, pero yo no quería, yo ya no quería. — Abre la maldita boca Anna.

Yo seguía firme sin abrir mi boca, vi como Mi Ama se paró enojada y tomó de nuevo el cinturón de cuero, yo me asusté mucho cuando lo tomó, no quería que me azotara de nuevo.

— No, no Ama, ya la abrí — está ya había salido por la puerta — ¡Ama por favor, ya la abrí! — gritaba sollozando cuando de repente sentí de nuevo un azote, Mi Ama me dió muchos azotes, más de 15.

Regresó hacia mi y me ordenó abrir la boca, llorando lo hice y ella me empezó a follar por mi boca, era muy grande y gordo, evitaba que respirara si se metía entero, cuando por fin lo sacó, camino fuera de la cabaña y sentí la entrada en mi culo.

— Ama... — lloraba, pero ya de nada me servía llorar, ella no estaba teniendo piedad de mi.

Me follo por el culo no solo una vez, lo hizo tantas veces como quiso durante todo el día hasta la noche.

Entendí de poco en poco que ya no había piedad en ella, que yo le pertenecía de pies a cabeza y hasta en pensamientos, pues pasé un mes en esa maldita cabaña, aunque ella no se quedaba conmigo todos los días, salía de vez en cuando y tardaba en volver hasta días enteros en los cuales me dejaba a cargo de las demás chicas que estaban de guardia.

* Flash Back *

Me encontraba colgada en el sótano con el pelo despeinado y mi cuerpo con moretones por los castigos de Mi Ama, ya no sabía cuantos días habían pasado, ya no veía la luz del sol desde hace mucho. Mi Ama había terminado de azotarme el culo de nuevo.

— Aunque ya estás empezando a comportarte como una verdadera perra en todos los sentidos, aún te falta aprender que para dormir debes esperar mi orden.

Ella estaba parada frente a mi, me veía con una sonrisa mientras su mano acariciaba mi rostro con lastima.

— ¿Sabes que hago esto porque te amo? — me veía — te amo Anna, nadie te va a amar como yo, nadie, lo entiendes ¿verdad?

— Si ama, gracias por educarme y por su amor. — la veía a los ojos sin luz en ellos. A estas alturas yo ya dependía completamente de ella. En esta soledad solo ella me hacía caso.

— De nada putita — me sonreía — tendré que salir del país, pero volveré en unos días, estarás a cargo de las chicas, pórtate bien Anna, no quiero quejas y te recompensaré bajándote de ahí.

A la semana de llegar aquí me ingresó al sótano y me colgó, desde entonces no me ha bajado para nada.

— Por cierto, ni pienses en huir — me veía sonriente — tú ya estás muerta y los muertos no hablan.

¿Como dice? ¿Muerta? ¿Yo?

— Veo confusión en tu rostro Perrita — se hacía la sorprendida — te dije que escogieras por las buenas, no quisiste, así que mandé dos chicos en carretera y les provoqué un accidente, ambos murieron, pero la chica es idéntica a ti junto con tu misma ropa — no, eso no podía ser, yo me iba a casar — al quedar ella deformada por el incendio, mandaron reconocer tu cuerpo y no hay nada que el dinero no compre, de hecho por eso voy a Londres, a tu funeral.

Subió escaleras arriba mientras reía y yo lloraba de la desesperación, mi familia ni Oliver me buscarían nunca, creían que estaba muerta.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora