Capitulo 16

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Una vez se detuvo, sentí como bajo su mano a mi coño y empezó a acariciarlo de nuevo metiendo un dedo de vez en cuando. Su cuerpo desnudo lo sentía por toda mi espalda y sus pechos al rozar mi piel mientras me generaba un orgasmo era increíble. Su coño húmedo lo sentía en mi trasero, quería más, lo deseaba intensamente.

— Veo que quieres más, putita — yo solo podía asentir y vacilar palabras que no podía comprender — bien. Te daré más, pero antes... — se detuvo para caminar hacia mi y quedar de frente para retirarme la mordaza de pelota color blanca, me sostuvo la cara con una mano fuertemente sobre la quijada y me besó mordiendo mis labios salvajemente, un beso que claro correspondí.

— Te haré sentir en el cielo, pero no puedes soltar un solo gemido. — habló sobre mi boca mientras yo respiraba entrecortadamente y miraba sus labios en busca de más.

Se posicionó detrás de mi y metió de un solo jalón su pene de plástico que entró a la perfección haciéndome arquear mi espalda, ella entraba y salía de mi mientras yo me aferraba fuertemente a las cadenas de mis manos. Joder, me excitaba tanto que por un momento había olvidado toda mi primera semana.

Su mano tomó fuertemente mi pelo para tirar de él hacia atrás y darme como cajón mal cerrado. No podía soportarlo mas y empecé a gemir tan fuerte como pude del placer que sentía.

Nunca había sentido nada igual. Su mano seguía tirando de mi pelo y con la otra soltó las pesas que había en mis pezones para empezar a amasarlos.

El dolor que sentía por mis pezones y mi coño que se empezaba a retraer me hizo correrme de una forma inigualable.

Quedé exhausta y quede colgada totalmente. Me había sentido increíble.

Mi Ama caminó hacia mi y me soltó de ambas manos y piernas. Me acarició el rostro, puso una correa en mi collar y caminamos juntos fuera de la habitación.

— Vamos pequeña zorra. — caminamos hacia su habitación y me dejó en la puerta de su habitación esperándola como era debido.

La vi caminar hacia su armario y tomar su ropa para dormir e ir hacia mi de nuevo.

— Me bañarás, me arroparás, me leerás un cuento y te quedarás conmigo hasta que me duerma. Cuando eso suceda, podrás retirarte a tu habitación hasta el día de mañana.

— Si Ama. — respondí con una sonrisa.

Hice todo lo que ella me pidió. Le di un baño de esponja por todo su cuerpo, la sequé con una toalla y la arropé para acompañarla a su cama.

— ¿Que libro le leeré ama?

— Léeme el libro de La Bella y La Bestia.

Vaya, al parecer aún disfrutaba de las princesas. Tomé el libro del estante y regresé con ella para sentarme a lado y comenzar con la lectura.

— ¿Que haces? Así no, acuéstate conmigo para acomodarme.

Dudosa lo hice y me acomodé junto a ella. Una vez lista empecé a leerle el libro mientras ella se acomodó sobre mi pecho para comenzar a hacer círculos sobre mi vientre bajo. Un poco nerviosa por su tacto, pero continué.

— Había una vez...— leí todo el libro y casi llegando al final sentí su respiración relajada junto a ligeros sonidos.

Me levanté lenta y cuidadosamente sin despertarla para dirigirme a mi habitación como era debido, no quería que me viera por las cámaras.

Al llegar, retiré la correa para subir a mi cama y caer en los brazos de morfeo. Había sido un día bastante pesado.

*~*~*~*

Desperté a la mañana siguiente con mi despertador y me dispuse a caminar a mi armario para dejar lista la ropa que usaría para la videollamada con mi amiga, era mejor que por llamada ya que así podría ver su anillo.

Una vez listo todo, caminé fuera de mi habitación como era debido y esperé a Mi Ama al comienzo de las escaleras.

Después de un rato, Mi Ama salió de su habitación vistiendo aún su ropa para dormir y se dirigió hacia mi.

— Buenos días pequeña zorra.

— Buenos días Mi Ama, ¿en qué puedo servirle el día de hoy?

— Vaya, pareces muy contenta y dispuesta a todo — me vio de abajo hacia arriba — Date una ducha y regresa, al parecer hoy hará bastante calor, estaremos a 15 grados.

— Si Mi Ama. — obedecí y me fui a dar una ducha. Aquí en Inglaterra casi siempre hace frío, aunque estamos acostumbrados a el, el que hagan 15 grados Celsius, es bastante caluroso aquí. Sería día de andar en las albercas o alguna playa.

Una vez bañada, regresé a la habitación con Mi Ama lista para sus instrucciones, quería apurarme para alcanzar la llamada de mi amiga. No faltaba mucho para que dieran las 12 y sería la hora que quería libre.

— Sentada en la silla. — me señaló Mi Ama quien traía puesto un traje elegante, parece que iba a salir el día de hoy.

Me peino como siempre lo hace, una coleta alta y bien recogida junto a un moño de diferente color.

— Baja a hacer el desayuno y háblame cuando esté listo.

— Si Mi Ama. — baje y lo hice bastante rápido. Fueron al menos 5 minutos cuando ya estaba llamando por Mi Ama.

— Listo Ama. — Ella ya había bajado y veía todo sorprendida.

— Bueno, comamos. — así lo hicimos y una vez terminamos, obviamente sin mencionar ni palabra durante el desayuno, estaba lista para las órdenes de Mi Ama.

— Vas a recoger todo, barrer la planta baja y alta, limpiar los Baños, lavar los trastes, sacudir muebles y limpiarás todo el piso. Lavaras ropa y sábanas así como las toallas de la regadera. También limpiarás el cuarto de puerta negra y estarás 2 horas en el gimnasio, ya te deje tu lista de ejercicios.

Es mucho trabajo. Demasiado, no se si me dará tiempo para la videollamada. Le tendré que preguntar si me puede dar aunque sea media hora.

— Ama, ¿puedo hacerle una pregunta?

— Adelante.

— Ama, ¿a que hora puedo tener la videollamada con mi amiga? Es que a las 12 ya se le habrán declarado y quería ver si me permitía aunque sea media hora.

— No harás la video llamada. ¿Alguna otra duda?

— ¿Que? Pero... pe-pero ayer usted dijo que si hacía lo que me decía podría hacerla.

— No, yo te dije pequeña puta, que si lo hacías mañana te daría tu respuesta, nunca confirmé nada. Además, te dije que no gimieras y lo hiciste, entonces mucho no te debe de importar tu amiga — dijo sonriente mientras yo la veía con tristeza y rabia. — Ahora se una buena puta y has lo que te pedí, yo tendré que salir de la ciudad unas horas, pero volveré al anochecer y quiero encontrar la comida hecha.

Se dio media vuelta y empezó a caminar hacia la salida.

— No. — me atreví a decir. vi como detuvo su paso y volteó hacia mi.

— ¿Que? — dijo con asombro a lo que yo respondí fuertemente.

— ¿que no escuchas? He dicho que no. — dije molesta. Y es que realmente lo estaba, era lo único que le estaba pidiendo y ni eso podía hacer.

Vi como caminó directo hacia mi posicionándose frente a mi. Su mirada seria y llena de enojo me veía, pero yo le mantenía la vista ya que estaba parada como no era debido.

— Repítelo una vez más. — susurro frente a mi.

— Que no he dicho. — dije palabra por palabra viéndola. Ni si quiera pude reaccionar cuando su mano se había estampado en mi rostro ardiendo al contacto.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora