Capitulo 20

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Ya habían pasado 5 días desde mi primer ejemplar. Hoy sería la última noche que dormiría fuera, estaba feliz porque realmente estaba exhausta, quería poder dormir cómodamente.

Había estado complaciendo en todo a Mi Ama, no la toqué después de lo qué pasó aquella noche, y ella ya no se había acercado a mi de ninguna forma sexual, tan solo para ordenarme. Ni si quiera me una caricia fuerte. Empezaba a creer que realmente había fallado con mi labor de complacerla como era debido, me estaba matando por dentro la idea de no poder cumplir con mi parte del trato, y no por la denuncia, eso era lo de menos, sino por ella.

— Aquí perrita — gritó Mi Ama sacándome de mis pensamientos — ven perrita, perrita — silbaba mientras me hablaba como mascota.

Me posicione en cuatro y rápidamente me dirigí hacia ella. Estaba en su estudio sentada en el sofá que se encuentra en el, llevaba puesto un vestido color rojo ceñido al cuerpo sin tirantes junto al pelo suelto.

— Si Mi Ama, ¿en que puedo servirle? — me quede en la puerta del estudio.

— Acércate — y lo hice hasta quedar frente a ella. — mañana podrás ir a tu comida familiar, yo te llevaré mañana a las 9 y te recogeré el domingo por la noche.

¿Me dejará quedarme? Entonces... eso significa que ya no me quiere aquí. ¿Por qué?

— No Ama, no se vaya a deshacer de mi, se que me he portado muy mal — estaba sollozando — pero seré buena, lo prometo.

Había empezado a hipar, yo sentía algo por ella, era evidente y sabía que ella empezaba a notarlo por la forma en que me veía.

— No me desharé de ti, yo tengo que salir fuera y tu comida queda perfecta para mi — me veía seria — ahora deja de llorar o te daré un muy buen motivo para hacerlo.

Solo pude asentir con la cabeza.

— Ahora ve a preparar la comida y te iras a tu habitación a bañar. — hice lo que me pidió, preparé la comida y me fui a dar una ducha para después ir con ella y avisar que la cena estaba lista.

— Sírveme — tomé su plato para servirle comida y dejarlo sobre la mesa para tomar el mío y servirme por igual, pero su voz me detuvo — ¿que haces pequeña zorra?

— Voy a servirme comida Ama, ya son las 6 de la tarde y me... perdón, a su putita personal le gustaría comer. — cuantas frases hay, por Dios.

— Yo no te di permiso para comer. Deja ahí — solté mi plato algo dudosa — de rodillas a lado mío.

Hice lo que me pidió y tan solo me dejó verla comer, mi tripa gruñía del hambre y yo no podía tomar ni un solo bocado.

Mi Ama tan solo me pasó 3 pedacitos del pollo que era de la ensalada. Pude calmar mi hambre, pero necesitaba comida.

Una vez terminó, me hizo una trenza en mi pelo en vez de una coleta alta como otras veces.

— Limpias todo y subes a mi cuarto.

— Si Mi Ama. — limpie todo como me ordenó y subí escaleras arriba a su habitación.

Al entrar pude verla parada de espaldas a mi en la orilla de la cama, llevaba puesto un babydoll de encaje color rojo.

— Acércate — me puso un arnés de anillos con la boca abierta — súbete a la cama boca abajo con las rodillas en la orilla.

Quedaba en la cama la mitad de mis piernas fuera de esta, tocando la alfombra que estaba debajo. Me amarró cada pierna a un lado de la cama y mis manos igual.

Estaba detrás mío pues sentía sus manos acariciar mis nalgas. Ya no me dolían por los castigos.

— Quiero que seas muy buena estos dos días que vas a estar sin tu Ama, no quiero saber que anduviste de puta con tu exnovio, ni con ningún otro hombre y mucho menos mujeres, ¿entendido? — habló mientras sus manos subían y bajaban por mi espalda y nalgas.

Tan solo pude asentir ya que no podía hablar. Con la palma de su mano empezó a acariciar mi trasero para después soltar un azote, era duro, pero no me causaba daño, al contrario, me excitaba, este contacto que estaba teniendo de nuevo con ella me excitaba de gran forma.

Volvió a acariciar mi trasero para dar otro azote, yo solo soltaba pequeños gritos, aunque no sabía de qué eran realmente. Continuó el proceso varias veces, estaba segura que mi trasero estaba rojo de los golpes.

Se montó encima de mi abierta de piernas, podía sentir su coño húmedo en mi espalda mientras seguía azotando mi trasero. Yo solo podía sostenerme fuertemente de la sábana.

Pronto se volteó para quedar en la misma posición, pero ambas viendo hacia el mismo lado.

— Está piel solo es mía — acercó su rostro a mi cuello para lamer y besar tiernamente — recuérdalo siempre putita,

Se acostó frente a mi abierta de piernas mientras acercaba su coño húmedo a mi rostro, yo aún mantenía el arnés de anillo con la boca abierta , sabía que tenía que hacer, empecé a lamer cada parte de su vagina rosada, sus labios, su clitoris, todo. Mi lengua se movía de forma circular mientras metía y sacaba mi lengua de su entrada, Mi Ama tan solo gemía de placer pidiendo por más, y lo hice.

Mi pequeña y húmeda lengua podía sentir el sabor de cada parte y hasta sus fluidos, cuando estuvo a punto de venirse, no hice nada más que mantener mis movimientos hasta sentir mi rostro empapado de sus fluidos. Era deliciosa.

— Bien hecho pequeña barata — jadeaba — bien hecho.

Me desamarró y quitó todo para quedar libre. Yo solo la veía mientras se quitaba el babydoll por completo dejando a la vista sus grandes tetas mientras se me hacía agua la boca de mamarle aunque sea una.

— Sin babear putita. — su comentario me hizo reaccionar y sonrojarme para solo agachar la mirada.

— Lo siento Ama.

— Está bien, después de todo, esto — señaló su cuerpo — es tuyo. — Yo solo sonreí.

— ¿Necesita algo más Ama?

— No — caminó directo a la cama para acostarse con una revista en la mano. — puedes retírate a tu habitación a descansar. Mañana salimos a las 8:30 de casa, te quiero lista temprano y con el desayuno listo. Me esperas en el comedor.

— Si Mi Ama — la vi a los ojos aunque era algo imposible — buenas noches.

Aunque no era la hora de dormir, me preparé mi maleta con solo un cambio, en casa tenía más ropa. Me di un baño y me acosté en mi bella cama, la extrañaba mucho.

No tarde ni 5 minutos cuando caí en los brazos de morfeo poco antes de las 9 de la noche. Ya había puesto la alarma a las 7 de la mañana. Supongo que mañana no caminaría en cuatro por mi ropa.

Narra Margaret

Anna me volvía loca, de verdad lo hacía. Su cuerpo me excitaba y me estaba dejando llevar por los sentimientos, esto no podía pasar porque primero debía aprender a ser una buena esclava, claro que debía enamorarse de mi, de eso me estaba encargando, pero yo no debía mostrara tanto mis sentimientos y lo estaba haciendo.

Una vez salió de mi cuarto, revisé por mi celular la cámara de vigilancia que había instalado en su habitación. Al parecer si se dio un baño y se metió a la cama.

Había decidido mandarla dos días a su casa ya que yo visitaría a mis tíos, era ideal para que no decidieran venir de sorpresa.

Me dispuse a dormir ya que mañana sería un día largo, haría mis maletas con algo ligero, solo iba a estar una noche. Además, ellos vivían aquí en la ciudad, del lado norte, aunque al yo vivir a las afueras, si me quedaba a una hora aproximadamente.

Mis tíos habían sido mi segundo hogar tras la muerte de mis padres por supuesto después de ella. Estaba cumpliendo paso por paso lo que me pidió, era lo mínimo que podía hacer por Mi Ama.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora