Capitulo 32

2.2K 111 6
                                    

Llegamos a casa y Mi Ama parecía muy contenta, me ayudó a bajar las compras y subirlas a mi habitación.

Yo guardé todo en el armario, ignoraba por completo a Mi Ama hasta que su voz me dijo que iría por algo y ya regresaba.

Aproveche para guardar en mi celular el número de Layla, pero con otro apodo para que no nos descubrieran.

"La noche brilla" — fue el mensaje que le mandé para ver si era ella y no arriesgarme.

Guarde el celular de nuevo cuando escuché los pasos de Mi Ama acercarse. Continué guardando mis cosas para que no sospechara.

— ¿guardaste todo? — preguntó

— Si — sonreí — es muy lindo todo Ama, muchas gracias. — realmente le agradecía.

— Que bueno que te gustó putita — acarició mi rostro — quiero darte un último regalo — vi que de su bolso sacó una cajita de terciopelo color azul y la abrió, era un hermoso collar con una rosa de oro adornando — esto es para ti, para que siempre me tengas cercas y recuerdes que eres la única.

Yo sonreía como idiota ante su gesto, realmente me parecía lindo. Le di las gracias y guardé el collar en mi mueble.

— Si sabes que te amo, ¿verdad? — dijo de repente Mi Ama y yo la veía en completo estado de shock. Estaba impactada por la revelación.

¿Que se supone que responda? ¿Ya también? ¿Gracias? No se que responderle, ni si quiera se qué hacer en una situación así. ¿Me ama? Si así es el amor, no creo que pueda ser feliz a lado de Oliver.

— Putita — su comentario me sacó de mis pensamientos — ¿sabes o no?

— No Ama — susurré — no sabia.

Y era verdad, ella podía llegar a ser muy cruel con sus castigos, no me bajaba de puta, zorra, perra y demás, siempre buscaba la forma de humillarme o de hacerme sentir inferior, pero a quien quiero engañar, ella se preocupa por mi y yo aprendí a quererla.

— Te amo pequeña puta — sostuvo entre sus manos mi rostro — te amo tanto que no estoy dispuesta a compartirte con nadie, mucho menos con mi primo — su agarre paso de ser tierno a posesivo y yo sostuve con mis manos las suyas para evitar la presión.

— Ama... — hablé temerosa — ama ya hemos hablado de esto, yo no lo elegí, nuestros padres hicieron el trato — era verdad — así es nuestro mundo.

— Mi mundo es muy diferente al resto — empezamos a retroceder caminando hacia la cama — en mi mundo yo puedo follarme a la chica que yo quiera, cuando quiera — seguíamos retrocediendo — en mi mundo yo puedo castigar o recompensar a mi esclava — caímos en la cama, ella sobre mi — y en mi mundo yo puedo elegir quien se queda conmigo para siempre.

— Ama no puedo, mis padres tendrían una enorme decepción si decido no casarme con Oliver, y ni hablar de cómo se sentirá él — me preocupaba — él está haciendo un esfuerzo al igual que yo.

— Me importa un carajo a quien puedas decepcionar Anna — me miraba seria — mañana no aceptarás el anillo de compromiso y te quedarás conmigo para siempre.

— No. — me atreví a decir.

— ¿cómo dices? — me miraba incrédula.

— He dicho que no Ama, no le haré eso a Oliver ni a mi familia, yo la amo, y estoy segura de que pasando la boda podremos vernos y... — no pude terminar la oración cuando me dio una fuerte bofetada.

— No te pregunté puta barata — me miraba enojada — hazlo por las buenas o atente a las consecuencias.

Se levantó de mi y caminó fuera de mi habitación azotando la puerta al salir. Ella debe de entender que no tengo opción, no puedo obligarme a desobedecer a mis padres, estoy entre la espada y la pared.

Al cabo de un par de horas me acosté a dormir ya que no había señales de Mi Ama. No tarde mucho cuando caí en los brazos de morfeo.

No supe cuánto tiempo había pasado cuando empecé a sentir a alguien acariciando mis piernas con sus dedos, no debía ser bruja para saber quien era.

Me voltee y vi a Mi Ama desnuda frente a mi, se subió a la cama para acercarse a mi y empezar a besarme con ternura, yo correspondí el beso mientras acariciaba su cuerpo desnudo con mis manos.

Ella empezó a hacer lo mismo con sus manos, quitando mi ropa de dormir para empezar a besar mi cuello, joder, esto se sentía tan bien.

Sus besos fueron bajando por mi cuello hasta mis senos, siguió su camino por mi estómago hasta llegar a la entrada de mi coño que ya pedía atención.

Retiró mi calzón y acercó su rostro a mi vulva mojada, su lengua ágil se movía a una intensidad que no podía describir, era tan pequeña y caliente que me hacía soltar gemidos de placer, repartía besos y chupaba de vez en cuando con gran fuerza que hasta gritaba de placer y dolor.

Nunca hacía sentido algo igual, aunque vamos, con ella puedo esperar de todo y sigue sorprendiéndome.

Tome su cabeza con ambas manos para hundirla lo más posible, sus manos acariciaban mis nalgas con fuerza, inclusive llegaba a arañarlas, esto era algo sumamente nuevo.

Me acosté de espalda cuando empecé a sentir un calor que se iba acumulando por todo mi cuerpo hasta llegar a mi vagina, sabía que ya iba a correrme así que empecé a acariciar una de mis tetas mientras gemía a Mi Ama.

Solo sentí cuando mi cuerpo se arqueó y dejó salir aquellos fluidos que garantizaban un increíble orgasmo. Fue algo tan liberador así como el grito de placer.

Respiraba agitadamente mientras Mi Ama se acostaba sobre mi cuerpo depositando su cabeza en mi estómago. Pasaron unos minutos cuando volví a sentir sus besos por mi cuerpo pero esta vez subían hasta mi rostro.

Nos empezamos a besar con pasión y deseo, yo tomaba fuertemente a Mi Ama abierta de piernas, sujetando fuertemente su cuerpo.

Mi Ama abrió sus piernas y posicionó su coño húmedo sobre el mío.

— Sigue tus instintos perrita — fue lo único que dijo para empezar a frotar su coño contra el mío.

No podía creer lo que estaba sintiendo, mi vagina sentía su pequeña vagina rodando la mía con suavidad y fuerza al mismo tiempo, cada toque, cada roce era de lo más delicioso que había en mi, se sentía como la misma gloria.

Empecé a moverme con fuerza y ambas empezamos a soltar gemidos inigualables de pasión y sexo, sexo tan candente y delicioso que me hacía ver las estrellas.

— Ya me voy a venir — dije jadeando.

— No sin mi, espera mi señal putita — dijo en un susurro. Continuamos frotándonos hasta que ya no podía resistir más y fue cuando escuché su "ahora".

Me corrí con tantas ganas que moría de sueño. Eso había sido increíble, jamás había experimentado nada igual, cada roce fue único, fue especial.

Mi Ama se acomodó junto a mi sobre la cama para enredarnos en un abrazo protector, yo moría de sueño pues ella me estaba acariciando mi pelo, pero antes de caer en un profundo sueño, escuchar voz:

— Feliz cumpleaños Anna.

— Muchas gracias Ama — dije apenas en un susurro antes de caer en un sueño profundo.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora